Tras el anuncio del gobierno nacional de incrementar el valor de la gasolina corriente cerca de $500 en el mes de octubre, convirtiéndose en la mayor alza registrada en un mes en por lo menos 20 años, se han hecho todos los cálculos sobre el impacto que generará una medida de esta naturaleza.
Es importante recordar que ya el gobierno anterior había hablado de iniciar el aumento de los precios del galón de combustible con el fin de evitar mayores pérdidas en el país tras el aumento desmedido de los valores a nivel internacional, pero se sabe que un aumento superior a los $100 por galón genera un impacto en la economía del país, y sobre todo en aquellos sectores sociales con menores ingresos.
Ante esta medida siempre hay grupos que se benefician y otros que pierden. Estos son a quienes beneficiará el aumento de los combustibles.
Ganan todos aquellos que están involucrados en la cadena, de manera directa, con la importación, producción, comercialización y transporte del combustible ya que el dinero cobrado por galón se reparte en porcentajes entre quienes hace parte de dicha cadena, por lo que sus ingresos serán mayores.
Ecopetrol se queda con 57 % del valor; la distribución, es decir las estaciones de servicios obtienen el 9 %. Es por esto que empresas como Grupo Éxito han incursionado en este negocio por la rentabilidad que genera para quien entrega el producto al consumidor final; el 6 % queda en manos de los responsables del almacenamiento; el 5 % es el costo por el transporte a través de tuberías y el 23 % llega derecho a manos del gobierno como impuestos. Es decir que el mayor ganador de esta ecuación es precisamente el Estado, que además toma las determinaciones sobre el precio.
Del otro lado están quienes resultan perjudicados con dicha medida: la mayoría de los colombianos. El aumento de $500 en un solo mes en el precio del galón de gasolina corriente generará un incremento en la inflación cercano a 0,65 puntos porcentuales cada mes, según el cálculo que hacen los expertos.
Este incremento del IPC implica una disminución en la capacidad adquisitiva de los hogares colombianos con un mayor impacto entre las familias de menores ingresos, ya que el golpe más grande se generará en la canasta familiar, lo que puede llevar a que los ciudadanos ajusten sus compras y limiten el consumo de alimentos para que los ingresos alcancen.
En redes sociales se ha planteado que un Estado más austero permitiría mantener el subsidio a la gasolina, por lo menos mientras se nivela el IPC y se hace frente a una posible recesión mundial. Sin embargo, para esto es necesario disminuir el gasto público y el tamaño del Estado, lo que implicaría una menor cantidad de cuotas burocráticas para pagar favores.
Si sube la inflación, las brechas sociales se acentúan y la promesa de Gustavo Petro de una sociedad mas igualitaria se va, literalmente, al carajo. Ningún país de la región ha logrado aumentar los precios del combustible sin que se generen levantamientos sociales por el impacto negativo que genera en los bolsillos de los colombianos.
