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miércoles, abril 24, 2024
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¿Qué se hicieron esas 23 curules?

Por: Álvaro Ramírez González

Para nadie es un secreto qué hay una fría y muy distante relación entre el Centro Democrático y el expresidente Iván Duque Márquez.

Casi irreconciliable.

La llegada de Duque a la Casa de Nariño, fue un triunfo político del también expresidente Álvaro Uribe, que había llevado con sus votos a Juan Manuel Santos a la presidencia de la Republica, y este no solo lo traicionó, sino que además, compró con dinero público y mermelada, uno a uno a los congresistas del partido de la U que había fundado Uribe, y físicamente, se le robó ese partido político.

Uribe estuvo entonces en oposición a Santos y debió montar un nuevo partido político, el Centro Democrático.

Fue entonces la llegada de Duque a la Casa de Nariño no solo una revancha para Uribe, sino el entierro político del Santismo que nunca fue nada distinto a un grupo de congresistas llenos de mermelada y de la jefatura política de Santos que nunca fue más que un burócrata oportunista que engañó a Uribe para montar su candidatura en su prestigio y sus votos, y nunca un jefe político.

Pero por sobre todo Duque representaba la consolidación del Centro Democrático.

Todo esto debería haber salido muy bien no solo para Uribe, sino para el Centro Democrático, como quiera que Duque hizo una presidencia reconocida de sensacional por eficaz, en todos sus indicadores.

Con excepción de su relación con el Centro Democrático, que terminó completamente arruinada.

Uribe que como jefe único del partido, quedó en la mitad del sándwich, fue el senador líder del Centro Democrático en el Congreso y cuidó con mucho celo los proyectos de ley de su pupilo Duque.

De no haber sido así, una gran parte del partido  al menos, se habría ido en oposición a Duque, y eso hubiera sido no solo impresentable sino catastrófico.

Pero es increíble que después de una gran gestión presidencial de Iván Duque, su relación con el Centro Democrático  sea hoy inexistente y con Uribe, muy distante.

Pero vamos con los argumentos de cada uno de ellos.

El Centro Democrático, con personas como la senadora Cabal, acusa a Duque de haberlos tratado muy mal en el  reparto burocrático, y desde allí se cerró la puerta de la Casa de Nariño para ellos.

Lo acusan de ser el culpable de que el Centro Democrático  haya perdido 23 curules en el Congreso en las últimas elecciones y además de la llegada de Petro al poder.

Duque, también molesto se defiende diciendo que les dio lo que podía en burocracia, pero necesitaba también garantizar el apoyo de otros partidos como el de la U, los Conservadores y algunos Liberales, para que sus proyectos tuvieran no sólo mayoría, sino transito libre en el Congreso.

Además es enfático en afirmar que él llegó para manejar un país con muchos problemas muy grandes como la Pandemia y el paro terrororista que convocó Petro y paralizó y bloqueó al país por casi dos meses.

Y además para no dejar caer la economía después de tantas y tan duras adversidades

Y a fe que lo logró.

Duque afirma que su tarea no era dedicarse a cuidar o a engordar al Centro Democrático, sino dirigir un país bien complicado, que Santos dejó en muy malas condiciones.

No conozco más detalles de esta lamentable crisis, pero si he hablado personalmente con todos sus protagonistas.

Hace poco tuve desde Europa una llamada y una larga conversación con Iván Duque.

Y hace muy poco tuve en Pereira una visita de la senadora Cabal, y una larga conversación con Ella.

Conozco pues las dos posiciones.

Alcanzó a imaginar lo que pudo pasar pero voy a dar mis argumentos.

La crisis del Centro Democrático, no es responsabilidad de Iván Duque; conozco ese partido desde adentro y vive una dinámica de autodestrucción que no fue lo que Uribe soñó.

Un desorden que nadie controla.

Unas divisiones internas por el poder muy profundas y unos liderazgos políticos sin fuerza que lo arruinaron como el caso de Risaralda.

La llegada de Petro y la izquierda al poder “ era imparable “, me dijo Duque en nuestra larga conversación telefónica.

“ Era un tsunami que invadió a América Latina entera y ni yo ni nadie lo iba a detener “, afirmó categóricamente Duque.

Y yo estoy de acuerdo.

Echarle la culpa del derrumbe político del Centro Democrático  a Iván Duque es como echarle la culpa de la infidelidad conyugal al sofá.

Es entonces increíble que después de una presidencia exitosa y eficaz como la de Iván Duque Márquez, su partido, el que lo llevó al poder, este hoy en una profunda crisis y claramente disminuido.

El presidente Uribe pudo haber cerrado esa fisura a tiempo y no lo hizo.

Hoy en más grande que el Cañón del Colorado.

Y como no hubo renovación en los cuadros directivos y políticos del Centro Democrático, es imposible que recupere su vigor y su prestigio.

No tiene como.

Y la culpa de no levantar vuelo ya no se la podrán echar a Duque.

La culpa entonces de la infidelidad conyugal, no era del sofá.

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