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miércoles, abril 24, 2024
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¿Qué están celebrando Petro y el Pacto Histórico?

La votación del caudillo populista fue mucho menor de lo que proyectaba y de sus mejores registros históricos. Tampoco ganó la mayoría absoluta y decisoria en el Congreso, que también anunciaba, por lo cual, si llegara a ser presidente, no tendría forma de sacar adelante las reformas que promete.

Por Alexánder Barajas

Gustavo Petro, el eterno candidato en el siglo XXI a la Presidencia de Colombia, desde junio de 2018 se presenta (o presentaba) nacional e internacionalmente como el representante de las aspiraciones políticas de más de ocho millones de sus compatriotas.
Exhibe –o mejor, exhibía– sin pudor ese guarismo amparado en un dato cierto y al mismo tiempo mentiroso: su votación en la segunda vuelta de 2018, la cual perdió de forma apabullante contra Iván Duque.

Anoche esa cifra se olvidó y, con un ánimo jubiloso, Petro se declaró ganador y “a tiro de piedra” de triunfar en primera vuelta en los comicios presidenciales del próximo 29 de mayo, con poco más de la mitad de sus otrora pretendidos ocho millones de votos. Y si seguimos haciendo comparaciones, la cosa tiene más de callar que de celebrar.

En la primera vuelta presidencial de 2018, el verdadero potencial propio de Gustavo Petro, el candidato comunista obtuvo más de lo que ganó anoche. Hace cuatro años sus votos fueron 4.85 millones; el 13 de marzo de 2022 fueron 4.48 millones.

Es decir, Petro no tiene los ocho millones de hace cuatro años ni los 6.5 millones que proyectaba ganar ayer. Sigue en sus cuatro millones largos, y bajando. No es una comparación desdeñable, si se tiene en cuenta que han pasado cuatro años de una campaña política diaria, con amplia exposición mediática, convocatorias a paros, marchas y vandalismo.

Agreguemos cuatro años de un gobierno nacional desprestigiado y de un partido Centro Democrático en picada. Luego de todo eso y de tanto daño al país, Petro sigue en sus cuatro millones y pico (y bajando). Su base no despega, su techo sigue firme (y bajando). Las cifras lo demuestran y tampoco es cierto que el descontento frente al presidente Duque esté llevando gente a sus huestes.

Sí, el Pacto Histórico de Petro sacó la mayor votación para Senado, pero no obtuvo los 30 senadores que pronosticaba su segundón: Gustavo Bolívar. En Cámara no alcanzó la primera votación, que la obtuvo el Partido Liberal, aunque sería necio negar la importante bancada lograda, que no obstante tampoco le da la mayoría absoluta y decisoria. Si gana la presidencia, ni Cámara ni Senado serán notarios de sus reformas.

A todo esto, agreguemos la camisa de fuerza en la que quedó Petro con la gran votación de Francia Márquez, con casi 800 mil votos que, todos sabemos, decenas de miles no son de ella, si no de despistados que creyeron que inflándola podían frenar al cacique local del socialismo del siglo XXI.

Ante esa votación, Petro no puede seguir “negriando” a Francia Márquez y debería nombrarla su fórmula presidencial. Si eso hace, de manera consecuente con los compromisos verbales previos, se amarra a una candidata que no tiene 800 mil votos y que le cierra las puertas a convenios con mejores botines, como el que promete el Partido Liberal.

Y en medio de todo lo anterior, una coalición de derecha democrática, la del Equipo por Colombia, está ahí, creciendo con voto ciudadano libre y de opinión. No de otra manera se puede entender la arrasadora votación de Fico Gutiérrez, que ya tiene garantizado para primera vuelta el apoyo del Partido Conservador y de Cambio Radical en la costa Caribe.
En fin, la derecha se está organizando y ya tiene su gallo, que se ve con buenas espuelas, juventud y carisma. Petro no está acabado por lo de ayer, pero tampoco quedó blindado ni es invencible. Sigue en sus cuatro y pico, y bajando… Nada que celebrar.

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