Uno de los principales focos de incertidumbre, generados por el apretado triunfo de Gustavo Petro y su inexistente Pacto Histórico el pasado 19 de junio, se ubica en las fuerzas de seguridad del Estado. De hecho, IFMNOTICIAS.COM informó, en su momento, la situación que se estaba presentando al interior de las FF AA antes de las elecciones del 19 de junio.
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Es que, viendo la situación desde la tragedia que ha padecido Colombia durante los últimos 60 años, no resulta razonable pedirles a los oficiales y suboficiales más antiguos, a los que tuvieron que recorrer las selvas para enfrentar al terrorismo, a aquellos que dejaron girones de su piel en el fragor de los combates y de las emboscadas y a quienes asistieron a los funerales de varios de sus compañeros, cuyos cuerpos destrozados eran llevados, en ataúdes cerrados, al cementerio; que toda esa historia de terror y guerra que vivieron, sea olvidada de un plumazo, como si aquí no hubiese pasado nada.
«¡No, señores! La memoria, la de verdad y no la que quieren imponer a punta del revisionismo histórico, no puede ser deshonrada por la decisión de un grupúsculo de mocosos que, desconociendo el pasado del país, decidieron lanzar a Colombia por el abismo del socialismo chavista», aseguró un alto oficial consultado por IFMNOTICIAS.COM, quien pidió la reserva de su nombre.
Es que, desde las entrañas del petrismo recalcitrante, ya han salido ataques frontales contra las FF AA, como el publicado por el mercenario mediático Gonzalo Guillén, quien aseguró que el reto más urgente era ponerle orden a los militares, a quienes calificó de plaga.
Así las cosas, en los cuarteles del Ejército y en las estaciones de Policía, la incertidumbre se podría convertir en certeza en los próximos días, con la salida de la cúpula de las FF AA.
De hecho, los rumores son cada vez más fuertes, presagiando la salida del General Eduardo Zapateiro Altamirano, comandante del Ejército Nacional. Desde aquella tempestad, cuando confrontó al candidato del narcocomunismo, hoy presidente electo de la República, el alto oficial aseguró que estaba tranquilo, «porque el día que me vaya de esta amada institución dejaré muchísimos Zapateiro».
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Adicionalmente, aunque con menos fuerza, también se percibe el malestar en la Dirección General de la Policía Nacional, cuyo director, el General Jorge Luis Vargas, logró establecer, como nunca, una metodología de trabajo armónico con el Ejército Nacional, consiguiendo importantes resultados con la puesta en marcha de operaciones combinadas entre la Policía y el Ejército.
Es buen recordar que los generales Vargas y Penilla, director y subdirector de la Policía respectivamente, tuvieron que enfrentar durante toda su carrera de oficiales, desafíos como el M-19, el Cartel de Medellín, el ELN y las FARC. Esas fueron, como dicen los expertos, guerras sin cuartel ni tregua, que endurecieron el carácter de los oficiales y, además, dejaron una claridad meridiana para diferenciar entre los amigos y los enemigos de la patria, es decir, entre los que actuaban en la legalidad y los que querían «cambios» para favorecer la ilegalidad y al crimen. Finalmente, los segundos conquistaron la Presidencia y ahora, es inminente la salida de quienes orientaron la labor de las Fuerzas Armadas de Colombia, lo que implica un debilitamiento en cuanto a la defensa y la seguridad de la nación.
Es que, como señalan los expertos, es muy posible que el nuevo gobierno desdibuje los conceptos de seguridad y defensa, hasta convertirlos en simples cantos de sirena en los que no se cumplirá la misión de las Fuerzas Armadas. De hecho, como lo explica el experto Fernando Vargas Quemba, es posible que se elimine de la doctrina militar y policial el concepto de enemigo interno, por lo cual, cambiarían los objetivos estratégicos de las operaciones. Además, se cree que el narcotráfico y los cultivos ilícitos dejarán de ser misionales y aplicará el «perdón» para los grupos armados.
Es obvio que los oficiales y suboficiales veteranos de las Fuerzas Armadas rechacen estos cambios y, por tal motivo, decidan dar un paso al costado. La última defensa de la institucionalidad y de la libertad la tienen en sus manos las FF AA, a quienes deberán rodear todos los colombianos amantes de la democracia.
