Por Álvaro Ramírez González
Es increíble. No se ha posesionado aún Gustavo Petro como presidente en 2022, y ya hay noticias muy fidedignas de que en Medellín están montando desde la Alcaldía, la campaña «Quintero presidente 2026». Así trabaja la izquierda. Aquellos que reclamaban derechos, imparcialidad y pulcritud en la política, soterradamente hacen todo lo contrario.
Quintero parece ser el sucesor de Petro y el candidato que va a recibir todo el apoyo de su gobierno, para atornillar a la izquierda al poder. Atrás quedará la imparcialidad. Daniel Quintero tiene su ‘tumbao’. Pero es indiscutible que llegó a la Alcaldía de Medellín producto de una división de los partidos tradicionales y de una equivocada decisión del CD de apoyar a Alfredo Ramos.
Lo mismo que ocurrió en Bogotá entre Galán y Miguel Uribe Turbay, que dividieron su votación y se les metió por la mitad Claudia López. Lo mismo que había ocurrido también en Bogotá cuando Petro aprovechó una diáspora de candidatos y ganó la Alcaldía Mayor con apenas el 27 % de la votación.
Pero Quintero es un mal administrador. «Medellín como vamos», está mostrando con toda claridad que bajo el gobierno Quintero, todos los indicadores de desarrollo, bienestar y seguridad de la ciudad han caído drásticamente. Y no es para menos. La misión de Pinturita no es administrar bien a Medellín. Es desbaratar toda la estructura política y económica de la ciudad. Dividir a los medellinenses.
Desde el caótico e inestable manejo de EPM, hasta su ataque inexplicable al Grupo Empresarial Antioqueño, GEA, las actuaciones de Quintero han sido contra cíclicas. La mano perversa que le metió a Hidroituango, solo para castigar a las firmas constructoras e interventoras, tuvo al punto de la quiebra no solo al proyecto sino también a EPM.
La oportuna intervención de Iván Duque volvió el rio a su cauce, logró que la aseguradora Mapfre aceptara de nuevo que si se trató de un accidente y asumiera el pago del costoso siniestro. De no ser por esta diplomática intervención de Duque en España, Hidroituango estaría hoy parado y los abogados como moscas arrasando con el proyecto y con EPM.
A pocos días de empezar a generar energía Hidroituango, Pinturita aparece hoy como un payaso, al frente de la obra, intentando recoger méritos y aplausos de algo que por todos los medios trató de destruir. ¡Impensable! Fue separado de su cargo por la Procuraduría, después de una vergonzosa y descarada intervención en política, en favor de la candidatura Petro.
Desbarató todo el gabinete municipal para enviar a sus secretarios a esa campaña y dejó a Medellín en manos de «encargados», léase segundones. Y no son pocos los escándalos de corrupción y contratación amañada en la Alcaldía de Medellín. Hasta la esposa de Pinturita ha aparecido extrañamente vinculada a la contratación en Medellín.
Hoy aparecen las finanzas de Medellín en crisis y habrá que apelar a las vigencias futuras para sostener a la ciudad. Eso nunca había ocurrido. Pero la misión de Pinturita avanza. Ya ganó su jefe Gustavo Petro y él se perfila ya como su sucesor. ¡Imagínense!
Pasará mucha agua debajo del puente, pero negros nubarrones se ponen en el horizonte de Colombia con esta cruzada dinástica de la izquierda para atornillarse en el poder. Estábamos advertidos. Ellos nunca se van.
