- En las relaciones de poder, los grupos de presión que están en la cúspide del triángulo ( léase clase dominante) de toda sociedad, siempre llevan las de ganar sea quien sea el gobernante de turno, o bajo qué ideología se cubra el mandato.
- Desde que Gustavo Petro fue electo presidente, cualquier cantidad de disertaciones amañadas se empezaron a oír fundamentadas en la imaginación de sus contrarios. Y de hace un mes para acá, ya Petro gobernando, la ambigüedad de los pronunciamientos es la que manda. Si salen a criticar los de la oposición, lo hacen con tan pobres argumentos que parece se quedaron en campaña y el disco se rayó. Por el lado de algunos no propiamente petristas, pero si añorando un pedacito del ponqué que hace años no prueban, lanzan piedras y esconden la mano, para asomarse a ver qué se puede pescar en río revuelto. Y ni hablar de sectores privados que andan con sobresaltos que les alteran la serenidad para pensar, porque están como delirando. Pero además, la libertad que el presidente Petro entregó (es lo que parece) a sus más inmediatos colaboradores para que den declaraciones y para hablar tranquilamente en actos que presiden o a los que son invitados (lo que sería muy bueno si la oposición se enfocara en oír para analizar) han sido la materia prima, algo así como el insumo fácil para amasar críticas desaforadas. El lenguaje explícito de este tipo de personalidades ahora en la esfera gubernamental del poder nacional, difiere enormemente del acostumbrado en gobiernos en los que esas libertades no se daban porque así han controlado las interpretaciones “inconvenientes”.
- ¡Cómo somos de manipulables los ciudadanos del común en Colombia! Las voces “más autorizadas” de la moral pública, se rasgan las vestiduras por el desorden emocional del congresista Álex Flórez cuya enfermedad (dice él mismo) del alcoholismo, lo llevó al comportamiento tan inadecuado por estos días en Cartagena. Muy lamentable que un hombre público no pueda ser dueño de su vida pública dejando que se suelten los demonios que, entre otras, no lo atacan a él solamente y los hay peores. Por lo que se dice, le harán un juicio para que pierda la investidura, por lo que es aconsejable que renuncie a su curul; y si no renuncia, dará más pie a que el carnaval siga. Somos tan manipulables, que no nos damos cuenta cómo algunos medios de comunicación le hacen el juego a la oposición, felices sacando toda la artillería de su argumentación moral; pero desde espacios como las redes sociales, está peor el derroche de planteamientos éticos por parte justamente de representantes de tendencias ideológicas que fundamentan sus posturas en la honorabilidad de pertenecer a tal o cual partido político. En las mismas toldas de los escandalizados, caben decisiones, gestiones y acciones que han salido a la luz pública, bastante más indebidas, las cuales rápidamente y sin mucho aspaviento pasan, y nada pasa.
- La radicalización sigue… Está claro: En Colombia no se respeta la libertad de pensamiento; se cree que únicamente valen la derecha o la izquierda, y en ese sentido “el que no está conmigo está contra mí” . Quedó demostrado en las elecciones más recientes para Presidente; desde las consultas se percibió que no se permiten “tibiezas”: Estás aquí, o estás allá (para atacarte). Que todo te guste de aquí, y todo te choque de allá. Análisis para concertar buscando el bienestar común, esperando cómo ganar todos, es pecado grave.
