Por Claudia Posada
No se trata de entender que el archivar la investigación preliminar que adelantó el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), Karim Khan, significa que Colombia salió libre de cualquier implicación sobre falsos positivos, desplazamientos forzados, violaciones sexuales en el conflicto armado, entre otros. Quiere decir, que tanto la JEP como la Fiscalía deben evitar, en adelante, que sobre ellos y demás instituciones estatales, así como sobre el gobierno mismo, la CPI deba volver a poner reflectores que permitan visualizar incumplimientos en los procesos; es decir, deberán continuar salvaguardando los derechos en el marco constitucional y legislativo, garantizándole a la JEP y su estructura continuar su trabajo, el que por lo demás, según el representante de la CPI, debe respaldarse pues se está cumpliendo debidamente; además, “asignándole el presupuesto necesario para su implementación y previniendo cualquier interferencia con sus funciones”.
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Tan extrañas las reacciones de los conservadores radicales en Colombia: “Nadie es dueño de la vida de otro”; “el aborto es impensable así sea meramente en los tres casos permitidos en el país”. “Hay que armar a los ciudadanos para defenderse de los extremistas”, así llaman a los que defienden otras ideologías que no les gustan, generalizando olímpicamente. Sin embargo, a pacientes con enfermedades altamente dolorosas e incapacitantes, no terminales, les niegan el derecho establecido de morir dignamente; o sea que disponen de sus vidas, amparándose en los derechos de unas instituciones y de su personal médico, a la hora de cumplir con derechos ya protegidos.
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Dice Humberto De La Calle: “No soy petrista. Hay argumentos para criticarlo. Pero el linchamiento permanente, desde sus zapatos hasta sus tenidas gastronómicas, crean un clima de estigmatización muy poco democrático. Todos los líderes deben hacer un compromiso por el respeto. Respeto a todos por favor”. ¡Pues claro! De La Calle tiene toda la razón, él pide eso tan razonable porque es un gran señor, un estadista; pero es que ¡Cómo pedirle peras al olmo! Un reguero de precandidatos que además no saben en profundidad sobre lo fundamental y más importante para conducir un país tan complejo como el nuestro; además, ¿Si podrá llamase “lideres” a todos aquellos que, teniendo la aspiración de llegar a gobernar, no tienen más qué decir sino todas esas babosadas?
