Por Claudia Posada
Siempre se me ha hecho muy raro que los municipios usualmente llamados “pueblos” (a donde es tan rico ir a “pasiar”) al no ser capitales de departamento, o por su categoría municipal, su tamaño, presupuesto y número de habitantes; no les es dado el título de ciudad y permanecen como postrados ante el progreso, incluso, algunos de ellos cada vez están más lejos del desarrollo y modernismo. ¿Por qué vemos avances propiciados incluso por políticos que ejercen en las grandes capitales y a sus pueblos de origen no les echan una manito?
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Hay una razón entre otras que cada quien argumenta: Los alcaldes que nombran no siempre son hábiles impulsores de proyectos. Además, y para acabar de ajustar, en los concejos municipales cuando hay mayorías de corporados a los que no les interesa el crecimiento de su localidad, al alcalde, como ejecutor, se le atraviesan aquellos que tienen claro cómo amarrarlo y hacer que su participación en un órgano colegiado y deliberante como lo son los concejos, no pelechen ciertas ideas –o contratos- que les son inconvenientes políticamente o por intereses personales. Y mejor ni hablar de corrupción. Si una carreterita veredal, por ejemplo, vale 100 pesos, se apropian (alcalde o concejal) de 70 pesos, la vía se hace, pero con las más malas especificaciones.
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La reactivación económica urge. Las cifras de personas con problemas de ansiedad, depresión y otras alteraciones en su salud mental son alarmantes. Y no nos digamos mentiras, la clase política ha demostrado muy poca iniciativa en cuanto a suplir dificultades que se compadezcan con la situación económica de hogares pertenecientes a todos los estratos. En medio del desaliento y la preocupación, el anuncio de la concejal del CD María Paulina Aguinaga, cae como un bálsamo refrescante pleno de esperanzas. Mientras otros no piensan sino en campaña, coaliciones y “formulas ganadoras”, ella y otros cuantos comprometidos con las comunidades, dicen si a la exención de impuestos por el 20% al sector de bares, restaurantes y discotecas. (Ver detalles).
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Acordémonos cómo trabajó de entusiasta el concejal Luis Bernardo Vélez Montoya por la campaña a la alcaldía del hoy gobernante local Daniel Quintero; pero de pronto, muy al comienzo de esta administración, se alejó calladito de quien, tal vez, con su discurso de campaña le hizo pensar que se identificaban, pero parece que luego lo desilusionó. Vélez Montoya acaba de anunciar la conformación de una Comisión Accidental, iniciativa suya, con el fin de “analizar las molestias de algunos silleteros frente a la logística del Desfile de Silleteros realizado el pasado domingo 22 de agosto”. El concejal Luis Bernardo siempre con su estilo reposado, sin aspavientos venenosos, oyendo argumentos de las partes para un diagnóstico lo más cercano posible a la verdad. Al fin y al cabo médico. (Profesional de mi amada U. de A.)
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