Por Claudia Posada
El Representante a la Cámara del CD Juan Espinal, dice “Cero discrepancias con Andrés Guerra, bienvenido a la contienda electoral!”. No lo dudo, para casi todos los fuertes militantes del Centro Democrático mientras más opciones jueguen a refrescar las caras de ese partido en el Congreso, mejor. Las aspiraciones de quienes pasarían de Cámara a Senado – como es el caso de Espinal- también se miran con tranquilidad; máxime que, tanto Guerra como el matiz de los paolos se han hecho contar y gozan de un buen potencial electoral. Lo que no creo mucho es lo de “Cero discrepancias…” Ah, pero hay que decirlo, no todas las aspiraciones al interior del CD son bien vistas. En esas toldas hay gente nueva, joven, que espera esa primera oportunidad que tuvieron los que se montaron al Congreso ( Cámara o Senado) sin mucho esfuerzo, aquellos que salieron “arrastrados” por el cabeza de lista u otros factores de conveniencia según el caso, pero ahora resulta que ya no quieren soltar privilegios. Están sembrados y enraizados.
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Sergio Fajardo de nuevo en los escándalos que tanto emocionan a sus contrarios políticos y preocupan a sus seguidores. Vuelve y juega el asunto de las presuntas irregularidades en un contrato suscrito sin los requisitos exigidos, celebrado en su mandato como Gobernador de Antioquia. La Fiscalía General de la Nación lleva las acusaciones ante la Corte Suprema de Justicia. Menos mal que Fajardo en asuntos del corazón, disfruta de una muy buena relación con su pareja desde el 2019, la excanciller María Ángela Holguín. Sin duda alguna, tener con quien compartir problemas los hace más llevaderos. Además, la señora Holguín no es únicamente una esclarecida mujer de la vida política colombiana (de la que está como alejada discretamente) sus conocimientos y vivencias, la hacen -digo yo- ideal para descargar en sus hombros amorosos, el enredo en el que metieron al exalcalde Fajardo Valderrama.
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Gustavo Petro, dicen, no quiere que vuelva a pasarles lo de las elecciones al Congreso en la última contienda cuando entró, para ocupar curul en el Senado, Jonatan Tamayo avalado por la ASI, que a su vez hizo parte de la coalición de La Decencia junto con la Colombia Humana y la UP. ¿Cuál es el temor? Les preocupa en la Colombia Humana que se les “cuele” otro “Manguito”. Tamayo es trovador, vendió mangos cuando joven y vivía en la comuna 13 de Medellín; por eso lo llamaban manguito y con ése mismo apodo se le conoció en el mundo de la trova. Ahora el Senador Jonatan Tamayo es del combo político que le aprueba todo al gobierno de Duque, mientras los demás Congresistas que consiguieron curules en la lista de la Decencia desde siempre están firmes en oposición. Un “manguito torcido”, que obtenga curul apoyando y defendiendo unos postulados plasmados en compromisos de campaña y de pronto se salga del camino señalado por los jefes políticos de izquierda, es lo que quieren evitar.
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Se queda sin curul en el Concejo de Medellin Carlos Alberto Zuluaga, conservador, según decisión del Consejo de Estado que confirma la del Tribunal Administrativo de Antioquia. Zuluaga. Zuluaga cayó porque le pillaron doble militancia. Jhon Jaime Moncada también perdió la silla que mantuvo por varios años pero la causa fue otra, presentaba inhabilidad porque uno de sus hermanos es funcionario público en entidad oficial con sede en Medellín. Muy posiblemente ambos casos fueron investigados a partir de alguna denuncia; si no es así ¿Por qué los demás de la misma tolda no pasaron por la misma investigación que le tocó a Zuluaga? ¿O acaso solamente él hizo campaña por Aníbal Gaviria y no por el candidato del Partido Conservador? Y ¿acaso el único concejal con hermanos u otros familiares bien cercanos ocupando cargos que los inhabilitan es Jhon Jaime Moncada?
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