fbpx
jueves, junio 1, 2023

Petrus Imperator

Por: Carlos Andrés Echavarría

Cada día crece la preocupación de los colombianos por el actuar del presidente Gustavo Petro gracias a una serie de manifestaciones y de alocuciones que exponen el carácter autoritario mandatario. Ante las críticas por sus medidas controversiales, por decirlo menos, se escuda con la carta de haber sido elegido mediante votación popular y que esos 11 millones de votos que se depositaron en las urnas a su favor, le da vía libre para poder aplicar cualquier medida por encima incluso de la misma constitución del país.

Cuando el nuevo Monarca Petro dice algo, se tiene que cumplir, no importa si el funcionario que lo tiene que ejecutar es su subalterno o no. Petro le da órdenes al Fiscal General, a la Procuradora, a los Jueces, a Los Senadores, a los Alcaldes y a todos, porque según el Rey Gustavo y el Rey Sol, Luis XIV, El Estado Soy Yo.

El cargo de presidente no alcanza el grado de dignidad de la nueva deidad de izquierda que se tomó el poder en Colombia. El Faraón Petro considera que es el gran arquitecto que nos quiere dejar la esfinge y las pirámides para la posteridad. Hoy el emperador quiere hacer obras dignas de Ramsés II, un tren que va desde Santiago en Chile, hasta Barranquilla, obviamente, conectando el tramo Buenaventura – Barranquilla prometido en campaña. También quiere construir una vía en el sur del país, con cuatro carriles para que la droga ancestral se transporte más rápidamente desde los centros de producción hasta los puertos.

El emperador Petro nombro a varios miembros de su gabinete sin las más mínimas capacidades para ejercer su cargo. Se llegó a la osadía de tener ministros completamente incompetentes técnicamente para dirigir carteras vitales para el desarrollo del país. Los propios y extraños se sorprenden ante las genialidades que exponen los adelantados en cuanto evento nacional e internacional se presentan. El Emperador Calígula nombro a su caballo, Incitato, como cónsul y sacerdote, le construyó un establo en mármol y obligaba a las personas y demás dirigentes a asistir a cenar con él. Las mentes turbadas a veces se conectan en esos actuares.

El Duce Petro es claro, todo dentro del estado, nada por fuera del estado, nada contra el estado. Es por ello que cuando una simple alcaldesa de la capital del país le dice que no está de acuerdo con el planteamiento de modificar el diseño contratado del Metro de Bogotá para hacerlo subterráneo y no aéreo como está en ejecución, el Duce amenaza: o se hace como yo ordeno, o no se hace. Al igual que Mussolini se cree infalible.

El camarada Petro considera que el libre mercado es cosa de clases dominantes y del capitalismo, es por ello que se quiere imponer ante las realidades técnicas y económicas, creyendo que los precios son caprichos y como caprichos pueden modificarse a voluntad. El camarada comandante ordena la toma hostil de la CREG y solo con el fin de controlar los precios; primer paso para la estatización y expropiación de los servicios públicos del país. El orgullo de Iosif Stalin está sentado en la Casa de Nariño.

Gustavo Petro la tiene clara, está tomando las medidas que considera necesarias para garantizar su permanencia en el poder. Para ello requiere desesperadamente a su grupo de asalto civil, encargado de controlar las masas sin la notoriedad de exponer a las fuerzas de orden público ante el escarnio internacional. Es por ello que le ordena al Fiscal Barbosa dejar libre a unos muchachos pertenecientes a lo que se conoce como: “la primera línea”, un grupo de delincuentes entrenados que sirven como los casacas pardas en la Alemania entre guerras.

Si los colombianos no hacen nada, si no despiertan del letargo de la indiferencia ante las medidas del megalómano y autócrata de Ciénaga de Oro, prontamente lo tendrán que saludar, HAIL PETRO.

ÚLTIMAS NOTICIAS