jueves, marzo 28, 2024
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Petro irá a Caracas a legitimar a un brutal narcodictador

Se daba por descontada una reunión de Maduro y Petro. Era solo cuestión de tiempo, para que ambos personajes se sentaran a conversar y a frotarse las manos por lo que han conseguido.

Esa complicidad es de vieja data. Además de la cercanía de Petro con Chávez, los «negocios» entre el ahora presidente de Colombia y la feroz dictadura venezolana, le han reportado ingresos interesantes a Petro, tal y como lo reconoció, en su momento, el propio Diosdado Cabello.

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Mientras en Venezuela la población es martirizada con una hambruna aterradora y con la persecución contra cualquier liderazgo opositor, algunos justifican la reunión en un supuesto pragmatismo que difícilmente puede sostenerse desde la perspectiva ética y moral.

Sin embargo, sorprende la prisa por encontrarse, justo después del triunfo de Luiz Inácio Lula da Silva. Este apresuramiento se puede explicar, inicialmente, en el caos que han generado las elecciones en Brasil, país que en este momento vive una serie de protestas por los resultados del domingo.

Mientras en las cárceles celebraban el triunfo de Lula, los camioneros y los ciudadanos se han tomado las calles de las más importantes ciudades del Brasil, para rechazar lo que han denominado como un gran fraude electoral.

Sin embargo, lo que pudo precipitar el apuro para la reunión de Petro y Maduro, podría relacionarse con el despliegue de las Fuerzas Militares en distintos lugares del Brasil. En ese escenario, los socios de Lula podrían prever un golpe de Estado y, por tal motivo, necesitan reunirse para afinar estrategias conjuntas que les permitan defender la elección de Lula.

Esa «camaradería» ya se vio en el pasado, cuando Chávez desató un grave problema internacional, por cuenta del operativo en el que Colombia neutralizó a alias Raúl Reyes en territorio ecuatoriano. A las bravuconadas y amenazas del dictador venezolano se unieron el histriónico Rafael Correa y el monstruo Daniel Ortega.

Ahora, cuando uno de los fundadores del Foro de Sao Paulo y del Grupo de Puebla consiguió regresar a la Presidencia del Brasil, los ánimos en las calles, en los gremios y en las FF AA están caldeados, pues muchos brasileños entienden que un personaje vinculado judicialmente con corrupción y sobornos, no puede regir los destinos del gigante de Suramérica. Todos los compinches quieren defender semejante «triunfo» del comunismo, ya sea con acciones diplomáticas, con cabildeo o, por qué no, por la fuerza.

Las especulaciones

Aunque la agenda de la reunión bilateral de seguro incluirá asuntos como las negociaciones con el ELN en territorio venezolano, la normalización de las relaciones diplomáticas y consulares de ambos países y la porosidad de la frontera, hay otros temas que también estarán en la mesa.

El primero tiene que ver con la intención de Venezuela de regresar al Sistema Interamericano de Derechos Humanos, un contrasentido si se tiene en cuenta que la dictadura comunista ha implantado un verdadero régimen del terror en el vecino país.

Sin embargo, Petro cree que puede arreglar el entuerto y movilizar una fuerza diplomática de tal dimensión, que se pasen de largo frente a las flagrantes violaciones a los derechos humanos en Venezuela.

Sobre el particular, relacionando la postura del canciller colombiano con Nicaragua, el asunto podría pasar por las gestiones de Petro para que libere a los presos políticos, hoy sometidos a tratos infrahumanos y degradantes que violan todos los tratados internacionales de DD HH.

Otro asunto que de seguro abordarán, tiene que ver con la crisis humanitaria de los migrantes venezolanos, situación que ha puestos en calzas prietas no solo a Colombia, sino a todos los países de la región.

De igual forma, es posible que Maduro y Petro aborden temas más gruesos, como la puesta en marcha de una policía binacional, justificada en una mayor protección en la frontera.

Asimismo, cabe la posibilidad de que analicen los mecanismos de cooperación judicial, pues resulta evidente que Venezuela se convirtió en un paraíso de impunidad para criminales como Iván Márquez y corruptos como Aida Merlano.

Muchas preguntas sin respuesta

¿Por qué Petro tiene que ir a Venezuela? ¿Por qué Maduro dejó la silla vacía cuando se reestablecieron las relaciones entre ambos países? ¿No hubiese sido más representativo un encuentro justo en la frontera?

Para responder a lo anterior, es necesario considerar que Nicolás Maduro tiene circular roja de Interpol y que sus desplazamientos al exterior, son cada vez más difíciles. Además de la policía internacional, la Corte Penal Internacional y la justicia estadounidense también lo tienen en la mira, por lo cual, su salida de Venezuela le resulta riesgosa.

Asimismo, el viaje de Petro a Caracas podría representar el reconocimiento de Venezuela como país sede y garante de la primera etapa de los diálogos con el grupo narcoterrorista del ELN. Incluso, se especula que una vez termine el encuentro, Petro y Maduro podrían anunciar, oficialmente, que Venezuela será la sede de las reuniones entre el gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional.

Lo que pasará entre Maduro y Petro se parece más a una cumbre de cabecillas, que a una reunión de estadistas.

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