Ocho personas que cuidaron de la leyenda del fútbol Diego Maradona serán juzgadas en tribunales argentinos por homicidio, según un fallo judicial tras una investigación sobre su muerte por paro cardíaco en noviembre de 2020.
El miércoles, un juez ordenó un juicio por homicidio culposo para los ocho, entre los que se encuentran el médico y las enfermeras de la familia de Maradona, con base en pruebas de que no habían tomado “medidas que podrían haber evitado la muerte”.
Los imputados en el fallo eran el neurocirujano y médico personal de Maradona, Leopoldo Luque, la psiquiatra Agustina Cosachov, el psicólogo Carlos Díaz, los enfermeros Gisella Madrid y Ricardo Almiron, su jefe Mariano Perroni, y los médicos Pedro Di Spagna y Nancy Forlini.
Los acusados han negado su responsabilidad en la muerte de Maradona. El juez dijo que los abogados de algunos de ellos habían pedido que se desestimara el caso.
Maradona murió a los 60 años mientras se recuperaba de una cirugía cerebral por un coágulo de sangre. Había luchado contra las adicciones a la cocaína y al alcohol durante décadas.
Fue encontrado muerto en la cama dos semanas después de pasar por el quirófano, en una casa alquilada en un exclusivo barrio de Buenos Aires, donde fue llevado después de ser dado de alta del hospital.
El juez a cargo del caso cuestionó “las conductas -activas o por omisión- de cada uno de los imputados que condujeron y contribuyeron a la realización del resultado dañoso”.
Una junta médica designada para investigar la muerte de Maradona concluyó en 2021 que el equipo médico del astro del fútbol actuó de “manera inapropiada, deficiente e imprudente”.
Maradona fue considerado uno de los mejores futbolistas de la historia, apodado “Pelusa” por su larga melena y “D10S” como un juego de la palabra española para “Dios” usando su número de camiseta.
Se convirtió en un ídolo para millones de argentinos después de inspirar al país sudamericano a su segundo triunfo en la Copa del Mundo en 1986.
Mario Baudry, abogado de uno de los hijos de Maradona, dijo a la agencia de noticias Reuters que el ganador de la Copa del Mundo estaba “en una situación de indefensión” al momento de su muerte.
“En cuanto vi la causa dije que era homicidio. Luché mucho tiempo y aquí estamos, con esta etapa cumplida”, dijo.
El delito de “homicidio simple” en Argentina suele conllevar una pena de ocho a 25 años de prisión, según el código penal del país.
Todavía no hay una fecha fija para el juicio.
