Escuchando con atención los 67 minutos del discurso de Petro en la instalación del Congreso y comparándolo con el del año anterior, se evidencian diferencias de forma, no de fondo. El año pasado, su pose histriónica casi ridícula era la de un atarbán desafiante y pendenciero, convencido de ser el mesías de los desvalidos y el dueño de la verdad, expelía odio, sintiéndose seguro con su guardia de áulicos ideologizados y corruptos que celebraban sus disparates y le ponían a disposición su cartera; este año embelesado por los estultos que le elogian su logorrea, moderó el tono e intentó parecer paternal. En ambos discursos disculpó sus fracasos, repartió culpas, minimizó los escándalos de corrupción y nos describió el país que tiene en su mente trastornada y psicótica.
Nuevamente Petro nos reafirmó que su principal enemigo es él mismo; sus mentiras ya son patológicas y su vanidad no conoce límites. Las masacres indiscriminadas, el aumento en la producción de drogas, la violencia e inseguridad reinantes, la caída en todos los índices económicos, la corrupción voraz de sus funcionarios, el estancamiento administrativo de su inepto gabinete, son aspectos que jamás estarán en la agenda presidencial. Es tan ruin y detestable este sujeto, que ya no le importa ridiculizar con sus bajos comportamientos a su particular familia y le da lo mismo incumplirle a Colombia, llegando tarde a todos los eventos, en evidente estado de intoxicación y vestido de forma grotesca, extravagante y absurda.
Es tan deplorable la gestión de esta administración que sus propios secuaces están alarmados y vemos como el representante Daniel Carvalho, defensor a ultranza del socialismo, amigo de la dictadura cubana, consumidor de marihuana, el mismo que vestía camisetas con la imagen del Che por delante y la de Petro por detrás, ese que nos gritaba que era el cambio progresista o la muerte de Colombia, quien le dijo de manera vehemente en la cara a su mesías, que su gobierno era un total fracaso, que todo se quedó en discursos, que solo sirve para escribir mensajitos y que bajo sus directrices el país NO tiene futuro.
Colombia, este gobiernito se está consumiendo en su propia podredumbre, el cartel del Pacto Histórico ha hecho lo único que saben hacer, DELINQUIR, hasta hoy los hemos contenido, no nos cansemos de denunciarlos y enfrentarlos. INSISTIR, PERSISTIR Y NUNCA DESISTIR.