En la sinfonía del universo, cada núcleo cuenta, hace parte y participa con su propia naturaleza. Aporta al conjunto, por pequeño que sea, su potencial es pura energía viva.
En nuestro planeta, está demostrado que todo es nuclear. Incluyéndonos a nosotros, los seres humanos. Cada ser cuenta, hace parte, participa, aporta al conjunto, por pequeño que sea.
En la concepción, los núcleos se “fusionan” y dan paso a un nuevo ser vivo. Nuestra participación es inconsciente, lo que significa que va más allá de nuestras decisiones. Es un regalo del Creador del Universo, de la conjunción de elementos “nucleares” participativos en un ritual para el que nuestro propio núcleo, cuerpo, personalidad, está preparado. No es azar.
Es un programa, es un instante «único y merecido» de participar en la VIDA. Un núcleo derivado. Auténtico, real, que se desarrolla dentro de un «sistema preparado» para su propia realización de tomar forma, realidad VIVA de la vida, en la organización universal de autonomía nuclear.
Sí, cada ser vivo conforma un núcleo, con todo el complejo sistema de vida que se manifiesta en una unidad llamada SER. Intervenir en la destrucción del núcleo vivo, que vamos a reconocer como persona, va más allá de un delito reconocido o no.
Es utilizar su propio ser para negar el derecho de crecer a un «REGALO DE LA VIDA», QUE LLAMAMOS HIJO.
¿Con qué derecho intervenimos en algo que ni siquiera entendemos cómo y por qué sucede? Cuando cada ser que existe, vive porque recibió su propia oportunidad, para SER Y participar de LA VIDA. Impezaperdón para TODOS LOS QUE TRATAN DE LEGALIZAR EL ABORTO.





