Los partidos políticos consolidan la democracia representativa, son sus principales actores y determinan el régimen de gobierno del pueblo. William R. Schonfeld señala que los partidos son “una clase de colectividades, no efímeras, de individuos que comparten, con grados diferentes, un conjunto de objetivos comunes. Pretenden poder reclutar, entre sus miembros, el personal capaz de gobernar la Nación solos, o si es necesario en coalición con otros partidos”.
De la proliferación de candidatos para las próximas elecciones presidenciales, un gran número como “independientes”, puede inferirse que los partidos están en crisis, entre otras razones, por la primacía del personalismo sobre intereses superiores. Cada postulante antepone su visión individualista, en vez de con disciplina y cohesión participar en un grupo organizado.
El Pacto Histórico, retomó el antecedente de la consulta surtida en 2010 en la que participó el Polo Democrático, quizás, con la intención de mostrar a la población una renovación en la forma de hacer política. Probablemente es un sustituto de las encuestas. Por supuesto que es un mecanismo participativo que resulta muy costoso, cuando no está en juego la fortaleza electoral del partido de gobierno, sino que, verdaderamente se buscó obtener decisiones concernientes al desarrollo interno del Pacto.
Con todo, cabe destacar el compromiso de la izquierda extrema que llevó a la renuncia de cinco de sus precandidatos que aspiraban a la Presidencia para apoyar a Cepeda, movilizando sus equipos y anudando esfuerzos para obtener el triunfo.
En dicha contienda participaron Carolina Corcho e Iván Cepeda como aspirantes a la candidatura presidencial. También estaban en juego las aspiraciones legislativas del movimiento. El costo de esta consulta fue astronómico y, como siempre, los contribuyentes terminamos siendo quienes financiamos su realización. A cambio, los beneficios por reposición de votos ingresarán a las arcas del movimiento político, suma que se estima cercana a seis mil millones de pesos.
Este hecho demuestra que la decisión de realizar una consulta con intervención de la Registraduría Nacional fue acertada para ellos, y que los directivos de los partidos políticos, movimientos y grupos significativos de ciudadanos con aspiraciones electorales deben evaluar con rigor el trabajo que el Pacto Histórico acaba de ejecutar en la consulta del 26 de octubre, mediante la cual definió su candidato presidencial.
Conviene recordar que, en los acuerdos entre los directivos del Pacto Histórico y la Registraduría, se determinó que el proceso se llevaría a cabo con solo 20.000 mesas de votación, en lugar de las 120.000 habituales en una elección nacional. También se estableció que no habría testigos electorales ni participación de la Misión de Observación Electoral (MOE).
Durante la jornada, la Registraduría informó oportunamente avances parciales del conteo. La votación debía realizarse entre las 8:00 a.m. y las 4:00 p.m., según la ley que fija el calendario electoral. Sin embargo, el Registrador amplió la posibilidad de votar después de la hora límite, permitiendo sufragar a quienes permanecían en fila.
Los resultados preliminares —a modo de boca de urna— dieron como ganador a Iván Cepeda, con amplia mayoría sobre Carolina Corcho. Posteriormente, en la definición de las listas al Senado y la Cámara de Representantes, el movimiento publicó los candidatos más votados, incluyendo nombres y cifras, están contratistas del estado e influenciadores digitales.
En la consulta interna del 26 de octubre de 2025, el Pacto Histórico reportó un total de más de 2,7 millones de votos, aunque los resultados despiertan dudas sobre su veracidad. Geográficamente, el bloque consolidó su fuerza en las regiones periféricas -Caribe y sur del país-, muchas de ellas dominadas por actores al margen de la ley, mientras que perdió apoyo o se estancó en Bogotá, Cundinamarca y Valle del Cauca. Los jóvenes, por su parte, fueron los grandes ausentes en esta jornada.
El panorama electoral puede otorgarle al Pacto Histórico una oportunidad real de controlar el Congreso (Senado y Cámara). Si la denominada centro-derecha o derecha no reaccionan de inmediato para obtener un resultado favorable el futuro del país podría tornarse aún más incierto, bajo un liderazgo que nunca reconoció abiertamente que su “cambio” significaba la destrucción institucional y económica.
Teniendo en cuenta los resultados obtenidos por el Pacto Histórico y las proyecciones de control legislativo, surge una pregunta obligada: ¿Qué debe hacer la centro-derecha y la derecha? La respuesta es única: unión.
Preocupa que la oposición al presidente Petro parezca más interesada en los comicios presidenciales que en las elecciones legislativas, cuando estas son las que definen las mayorías parlamentarias. Si no se consolidan fuerzas en el Congreso, el destino de la nación podría quedar anclado a la izquierda radical, incluso si en el futuro un candidato de centro-derecha o derecha logra llegar a la Presidencia.
Con los egoísmos, divisiones e indisciplina que hoy caracterizan a la oposición, el futuro político del país se presenta oscuro. No parece que los líderes de ese sector estén atendiendo las directrices de sus propios partidos.
Debido al retiro de María José Pizarro, la lista de candidatos al Senado la encabezará Carolina Corcho. El hecho de que Pizarro, actualmente senadora, se aparte de la contienda, deja claro que respetarán la disciplina partidista.





