Existen múltiples candidatos que no han logrado ningún acuerdo para llegar a una sola consulta en el mes de marzo de 2026.
No está claro el panorama político de Colombia en el 2026. En medio de un cambio de gobierno, el país estará descertificado por Estados Unidos en la lucha contra las drogas, con un presidente sin visa a ese país e incluido en la Lista Clinton (Specially designated narcotics traffickers) por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos y con una criminalidad en el territorio nacional que le ha ganado el pulso a la legalidad. A eso se le añade una sentencia del Tribunal Superior de Bogotá que absolvió al presidente Álvaro Uribe y lo deja listo para jugar políticamente el próximo año.
En medio de este panorama, el petrismo realizó la primera consulta presidencial y la organización de sus listas al Congreso de la República. El resultado fue mediocre para el petrismo porque jugaba con todas las cartas y ayudas posibles. 2,7 millones de votos y su candidato presidencial escogido con 1,4 millones de votos. Esto, en plata blanca, significa que lo que anticipaban algunos malintencionados encuestadores no era cierto. Decían que Petro representaba el 35 % y al final vale el 12 %. Esa es la conclusión de la verdadera encuesta petrista del domingo 26 de octubre. Nadie puede decir que todo el petrismo no salió a votar el domingo. En esas arranca la izquierda. Recordemos que para ser elegido presidente de Colombia en primera vuelta se requerirán por lo menos 12 millones de votos y en segunda vuelta, casi 14 millones. Muy lejos de los 2,7 millones que obtuvo el petrismo.
Sin embargo, en medio de esa votación surge una reflexión sobre la oposición al petrismo. Existen múltiples candidatos que no han logrado ningún acuerdo para llegar a una sola consulta en el mes de marzo de 2026. Existió una iniciativa que venía siendo trabajada desde el año pasado y liderada por los copresidentes del partido de ‘la U’ que involucraban al Partido Conservador, al Liberal y algunas fuerzas políticas minoritarias en el Congreso. Con el paso de los días, se sabotearon los acuerdos que existían y todo eso quedó en nada. Esta semana volvió a plantearse, por parte del expresidente Gaviria, una reunión con el expresidente Uribe para armar una consulta con miras al mes de marzo. Ojalá funcione.
Sin embargo, no existen solamente partidos políticos sino una pluralidad de candidatos que están por fuera de los partidos, son antipetristas, han invertido millones de pesos en sus precampañas y se sienten por fuera. Seguramente habrá algunos de ellos que querrán ir a la primera vuelta presidencial sin tener que pasar por el tamiz de ninguna consulta.
Si la oposición no se organiza, la izquierda radical a pesar de su minoría podrá sumar y pelear la elección presidencial del 2026.
En medio de esa cacofonía política, la consulta de la izquierda a pesar de su languidez es un triunfo porque ya tienen candidato y están tratando de armar un Frente Amplio para el mes de marzo del próximo año, de donde saldrá un candidato único petrista con apoyo de liberales disidentes, probablemente sectores minoritarios petristas del partido de ‘la U’ y sectores antiuribistas con quienes alcanzarán una votación de casi 5 millones de votos, suficientes para estar en la segunda vuelta presidencial.
La oposición no ha advertido que llegar a una segunda vuelta con el petrismo es partir de la base que existirán con certeza dineros de la mafia, presiones de los grupos criminales e intervención de Venezuela y otros países en la elección.
Si la oposición no se organiza, no propone, no conquista al centro y por lo menos 15 candidatos no se bajan del bus egocéntrico de unas candidaturas sin sentido, la izquierda radical a pesar de su minoría podrá sumar y pelear la elección presidencial del 2026. Recuerden que en país de ciegos, el tuerto es rey.





