Por: Jesús Vargas
Cuando Belisario Betancur fue presidente de Colombia entre 1982 y 1986, hubo un momento en que la deuda externa llegó a los diez mil millones de dólares.
Mucho tiempo ha pasado y quizá desde entonces el país se dedicó a acumular deuda año tras años, así en el papel se haga ver como un problema no complicado porque también en estas décadas creció el monto del PIB- Producto Interno Bruto.
Ayer el Banco de la República dio cuenta del monto de la deuda a noviembre último con un saldo de US$147.822 millones. De esa cifra se reparten US$82.994 millones para el sector público y US$64.828 millones para la empresa privada. Por efecto de la pandemia el mismo ministerio de Hacienda estimó que el endeudamiento puede llegar al 65% del PIB. Con la cifra de noviembre, el guarismo no está muy lejos.
Una mirada muy breve de la evolución, recuerda que en 1995 la deuda externa llegó a US$26.341 millones. Luego en el 2000 fue de US$36.219. Al llegar al año 2010 cuando tuvimos fenómeno de la Niña y habían subido impuestos, el endeudamiento se situó en US$64.792 millones.
Colombia no es tan juicioso en el endeudamiento y por eso este seguirá en aumento. En 2014 hubo dinero extra por ingresos del petróleo y todo se terminó derrochando. No somos el ejemplo del fondo soberano de Noruega con un trillón de dólares, y envidia del mundo. Ni siquiera Colombia se parece a Tesla, cuyo dueño dispone de un fondo de caja en efectivo por US$19.000 millones para ir comprando cosas e invertir en criptomonedas como el Bitcoin…
Los analistas entienden que en la medida en que Colombia se endeude, en el futuro será la clase media la principal llamada a responder por esas obligaciones.
