Los asistentes a la velatón realizada ayer en la plazoleta de La Alpujarra, manifestaron una y otra vez el hastío que sentimos los colombianos, por el asesinato de nuestros policías.
Fue un homenaje lleno de tristeza, pero también de rabia e impotencia, ante el absurdo plan de los terroristas de la Autodefensas Gaitanistas de Colombia, de asesinar cobardemente a los uniformados, en aras de conseguir una mejor posición para negociar con el gobierno entrante.
Las notas del «adiós del compañero» calaron hasta lo más profundo de cada medellinense indignado que decidió sumarse a una manifestación sentida y real, de apoyo incondicional a la Policía Nacional, garante de la libertad y de la seguridad de los colombianos.
En medio del homenaje, una situación desgarró el alma de los presentes: el hermano de uno de los policías asesinados, con la fotografía de su familiar en alto, gritó lleno de dolor que los terroristas están «destruyendo las familias» de quienes han escogido el camino del servicio a la comunidad en la Policía Nacional. Dios y Patria a los caídos. No permitiremos que sean olvidados.
