viernes, marzo 29, 2024
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Musulmanes abren el mes de Ramadán en medio de oraciones, distanciamiento social y vacunas

Los musulmanes en Indonesia comenzaron a celebrar el Ramadán con oraciones comunitarias el martes en un contraste socialmente distanciado con las mezquitas vacías de hace un año, cuando el mes más sagrado del Islam coincidió con el inicio de la pandemia del coronavirus.

Los casos de COVID-19 están aumentando en la nación musulmana más poblada del mundo, pero se están administrando vacunas y el gobierno está aflojando las restricciones. Se permitió que las mezquitas se abrieran para las oraciones de Ramadán con estrictos protocolos de salud, y con los centros comerciales y cafés abiertos, los transeúntes pudieron ver nuevamente cortinas que protegían la vista de la comida de las personas en ayunas.

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El ministro de Asuntos Religiosos de Indonesia, Yaqut Cholil Qoumas, anunció en un discurso televisado el lunes por la noche que se había avistado la luna nueva. El mes sagrado está marcado por una intensa oración, ayunos desde el amanecer hasta el anochecer y fiestas nocturnas.

El año pasado, las autoridades cerraron todas las mezquitas y los clérigos emitieron una fatwa, o edicto, instando a los musulmanes a rezar en casa durante el mes sagrado en lugar de congregarse en espacios abarrotados y correr el riesgo de propagar el virus.

Los musulmanes de este año esperan un resurgimiento del virus, pero todas las mezquitas seguirán adhiriéndose al distanciamiento social y otras precauciones, lo que reducirá significativamente las multitudes, dijo Nasaruddin Umar, imán de la gran mezquita Istiqlal de Yakarta.

“Ya extraño todo lo del Ramadán”, dijo Umar, “el corazón de los fieles musulmanes está atado a la mezquita … el anhelo por los amantes del Ramadán finalmente se ha aliviado hoy, aunque la pandemia aún no ha terminado”.

En la capital, Yakarta, las autoridades desinfectaron 317 mezquitas el domingo en preparación para el Ramadán, dijo el gobernador de Yakarta, Anies Baswedan. Se han instalado marcadores de distanciamiento social y se han preparado jabón y desinfectantes para manos.

El gobierno también permitirá que las personas realicen reuniones “iftar” durante el Ramadán en restaurantes, centros comerciales y cafés, que pueden atender a los clientes hasta el 50% de su capacidad y seguir estrictas pautas de salud.

El iftar ocurre al atardecer, la hora en que los musulmanes rompen el ayuno y, por lo general, la hora de máxima audiencia para que la gente cene junto con amigos y familiares antes de la oración nocturna.

“Aliviar las restricciones es como un soplo de aire fresco para nosotros, que estamos cansados ​​por este brote de COVID-19”, dijo Anna Mardyastuti, residente en Yakarta. “Sí, deberían actuar para detener el virus, pero no bloquear la puerta a la adoración o cambiar nuestra tradición del Ramadán por completo”, dijo.

Indonesia es el país más afectado del sudeste asiático con más de 1,5 millones de infecciones hasta el lunes y más de 42.600 muertes.

El Ministerio de Salud mantendrá el lanzamiento de la vacuna durante el Ramadán mientras los funcionarios intentan aliviar las preocupaciones sobre la enseñanza islámica de que los musulmanes deben abstenerse de “cualquier cosa que entre al cuerpo” entre el amanecer y el atardecer.

El principal organismo clerical musulmán de Indonesia dijo que los musulmanes elegibles para las vacunas no solo están autorizados, sino que “están obligados” a recibirlas durante el Ramadán.

Aunque los musulmanes se abstienen de toda comida y bebida durante el día durante el Ramadán, la vacuna ingresa a los músculos en lugar del torrente sanguíneo y no es nutrición, por lo que no invalida el ayuno, dijo Asrorun Niam Sholeh, jefe de fatwas del Consejo de Ulema de Indonesia.

“Si seguimos con nuestras vacunas, podemos asegurarnos de que el próximo Ramadán regresemos a algo de normalidad”, dijo Sholeh.

Algunos sitios de vacunas en Yakarta están ampliando sus horarios de apertura para que los musulmanes puedan venir después de haber roto su ayuno.

Indonesia planea vacunar a dos tercios de su población de aproximadamente 270 millones de personas, o algo más de 180 millones de personas para fines del próximo año. Las prioridades actuales son los trabajadores de la salud, los ancianos y otras poblaciones en riesgo, y la vacuna de dos dosis será gratuita para todos los indonesios.

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