Decenas de migrantes que viajaban al norte de la Ciudad de México se han enfrentado con oficiales de la Guardia Nacional Mexicana en el estado sureño de Chiapas, cerca de donde un ciudadano cubano fue asesinado el domingo por la fuerza policial militarizada.
El grupo de mujeres y niños, en su mayoría centroamericanos, retomó este lunes su recorrido en el municipio de Pijijiapan de Chiapas, luego de que el cansancio y las enfermedades de algunos integrantes provocaron una pausa de dos días.
“Hay dos migrantes heridos, fueron brutalmente golpeados. Los oficiales intentaron rodearlos con sus escudos ”, dijo Luis García, quien ayudó a organizar la caravana, a la agencia de noticias Reuters por teléfono.
“Todo fue caótico. No es correcto que las autoridades sigan actuando de esta manera. A pesar de toda la represión, no vamos a detenernos ”, dijo García, y agregó que las autoridades habían escoltado a los migrantes en al menos cuatro autobuses.
La agencia de noticias AFP también informó que al menos un oficial resultó herido y 25 personas fueron detenidas en medio de los enfrentamientos del jueves.
Tropas de la Guardia Nacional, que se pusieron cascos y escudos antidisturbios, se enfrentaron a los migrantes, según imágenes en las redes sociales. Otros videos compartidos con Reuters mostraron a varios migrantes detenidos por agentes del Instituto Nacional de Migración (NMI).
Los enfrentamientos ocurrieron cerca de donde un migrante cubano fue asesinado a tiros y otros cuatro resultaron heridos por oficiales de la Guardia Nacional en la madrugada del domingo en un área donde una caravana de migrantes se dirigía hacia la frontera con Estados Unidos.
Las autoridades dijeron que la Guardia Nacional abrió fuego contra una camioneta que intentaba evitar un puesto de control, poniendo “en riesgo inminente su seguridad”.
El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, quien prometió revertir algunas de las políticas antiinmigratorias más duras de su predecesor Donald Trump, ha tratado de detener el flujo de migración irregular en la frontera sur de la nación.
La administración ha dejado vigente una controvertida orden de salud pública de la era Trump conocida como Título 42, que permite a los funcionarios estadounidenses expulsar de inmediato a la mayoría de los migrantes que llegan con la esperanza de solicitar asilo en el país.
Pero eso no ha impedido que la gente intente llegar a EE. UU. Miles dicen que se han visto obligados a abandonar sus países debido a la violencia de las pandillas, las altas tasas de desempleo y las desigualdades sistémicas, así como la devastación causada por las recientes tormentas extremas.
Unos miles de migrantes partieron a pie en una caravana el mes pasado desde la ciudad de Tapachula, en el sur de México, cerca de la frontera con Guatemala.
Han avanzado lentamente, caminando penosamente por las carreteras en medio de un calor brutal, avanzando solo unos 150 kilómetros (95 millas) en casi dos semanas.
El gobierno mexicano ha tratado de desanimar al grupo, diciendo que las malas condiciones están poniendo en riesgo la vida de las personas. El MNI dijo que se detectaron seis casos de fiebre tropical dengue entre los miembros de la caravana.
Caravanas mucho más grandes cruzaron México en 2018 y 2019, pero esos migrantes nunca intentaron caminar toda la distancia. Por lo general, viajaban a bordo de camiones que pasaban.
Pero México les ha dicho a los camioneros que no recojan a los miembros de la caravana, diciendo que podrían enfrentar cargos de tráfico de migrantes. Los migrantes también tienen miedo de separarse del grupo, por temor a ser detenidos y deportados.
Un oficial de la Guardia Nacional fue asesinado por presuntos traficantes en septiembre, mientras que una docena de miembros de una fuerza policial de élite en el estado fronterizo norte de Tamaulipas están siendo juzgados por presuntamente matar a 14 migrantes guatemaltecos y otras cinco personas, cuyos cuerpos fueron encontrados baleados y quemados cerca la frontera de Estados Unidos a finales de enero.
La frustración ha ido creciendo durante meses entre los miles de migrantes que esperan en Tapachula.
El gobierno mexicano ha tratado de contener a los migrantes en el sur, lejos de la frontera con Estados Unidos, mientras les permite solicitar asilo en México. Pero el sistema de asilo del país se ha visto desbordado y el lento proceso llevó a muchos a decidir que no valía la pena esperar.
