A pocos días del inicio de la tercera legislatura, el Congreso colombiano se encuentra en una encrucijada crucial: la definición de las 16 mesas directivas en Cámara y Senado, así como de sus respectivas plenarias.
Aunque en la mayoría de los casos se respetarán los acuerdos firmados entre los partidos al inicio del periodo, también habrá incumplimientos que podrían generar tensiones y reconfiguraciones en el panorama político.
En lo que ya está definido, el gobierno de Gustavo Petro puede contar con aliados estratégicos en comisiones clave.
Este apoyo se deriva de acuerdos previos y de la necesidad de los partidos de mantener una relación cooperativa con el Ejecutivo. No obstante, el panorama no es completamente estable, ya que aún quedan pulsos importantes por definir.
La batalla por la Presidencia de la Cámara
Uno de los pulsos más relevantes es la Presidencia de la Cámara de Representantes, donde Katherine Miranda, Jaime Salamanca y Martha Alfonso Jurado son los principales contendientes.
La definición de este cargo crucial entrará en las tareas de quien asuma el Ministerio del Interior, especialmente si se confirma la salida de Luis Fernando Velasco en medio del remezón del gabinete.
La taquillera Comisión Primera del Senado también es un escenario de intensa disputa. Esta comisión, clave para el trámite de proyectos de reforma constitucional y de leyes estatutarias, se convierte en un terreno donde el gobierno buscará asegurar aliados para impulsar sus iniciativas más ambiciosas.
La relajación de los partidos: Pendientes del Gobierno
Los partidos políticos, por su parte, no parecen apresurarse en poner sobre la mesa los proyectos que impulsarán.
Mantienen un ritmo lento, atentos a las señales del Gobierno. De hecho, parecen más interesados en el pulso por las mesas directivas de Senado y Cámara o en las próximas elecciones de defensor del Pueblo y procurador General.
Así mismo, a cuatro días del arranque de la tercera legislatura, una de las mayores preocupaciones es la ausencia de una agenda concreta de iniciativas prioritarias para esta segunda mitad del cuatrienio legislativo. Aunque hay muchos anuncios gubernamentales sobre los proyectos a radicar, la falta de claridad en la agenda legislativa es notoria.
Esta situación es particularmente grave, considerando lo ocurrido en las primeras dos legislaturas, donde el engorroso trámite de los proyectos de reforma política, pensional, laboral, de salud y educación bloqueó gran parte de las iniciativas de origen parlamentario, muchas de las cuales se hundieron sin discusión en el primer debate.
El Parlamento está ad portas de arrancar su tercera legislatura sin una agenda definida.
Esto dificulta establecer si habrá, ahora sí, algún rango real de concertación de los articulados entre las toldas oficialistas, independientes y de oposición.
Aunque el Ejecutivo insiste en un “acuerdo nacional”, este solo será posible si hay disposición petrista a consensuar el alcance de las iniciativas. De lo contrario, las reformas no pasarán.
Finalmente, la lucha por las mesas directivas del Congreso refleja las tensiones y desafíos políticos que enfrentan los partidos y el gobierno en un momento crítico para la definición de la agenda legislativa del país.
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