Con ahorros propios y sin compromisos inmediatos, un creciente número de trabajadores jóvenes en Estados Unidos y otros lugares del mundo están adoptando una nueva práctica que empieza a ganar visibilidad: la microjubilación.
Lejos de responder a un esquema tradicional de retiro laboral, esta tendencia consiste en tomar una pausa voluntaria entre empleos para dedicar tiempo a actividades personales, viajes o simplemente para replantear el rumbo profesional.
“Los jóvenes priorizan la salud mental, la realización personal y las experiencias significativas por encima de un enfoque exclusivo en la longevidad y el progreso profesional”, afirma Guy Thornton, fundador de Practice Aptitude Tests.
“Ya sea para viajar, para tomarse un merecido descanso del trabajo o para dedicarse a otras pasiones, la tendencia de la microjubilación es la última moda en el mundo del trabajo corporativo”.
Para esta generación, las redes sociales desempeñan un papel fundamental a la hora de alentar a los jóvenes a adoptar esta tendencia de no trabajar: “han aumentado el deseo de aprovechar las oportunidades de vivir experiencias memorables a medida que surgen y de explorar el mundo, dedicarse a pasatiempos o participar en proyectos apasionantes mientras son jóvenes y físicamente capaces”, menciona.
El concepto ha comenzado a circular entre trabajadores jóvenes que deciden detener su actividad laboral por voluntad propia. Para algunos, la pausa se produce tras una renuncia; para otros, después de ser despedidos o al tomarse licencias sin sueldo. Según la profesora Kira Schabram, de la Universidad de Washington, la diferencia frente a un año sabático tradicional es que estas pausas no son otorgadas por la empresa: “la gente lo hace por su cuenta”, indicó.
Los motivos que llevan a estos jóvenes a tomarse una microjubilación son diversos. Algunos mencionan el deseo de reconectar con sus intereses personales, otros buscan claridad sobre su propósito laboral o simplemente quieren experimentar un estilo de vida distinto. Las condiciones económicas y familiares son factores determinantes, ya que no todas las personas pueden costar una pausa prolongada sin ingresos.
El profesor Christopher Myers, de la Universidad Johns Hopkins, explicó que esta práctica se da como respuesta a una cultura laboral que suele priorizar la productividad por encima del bienestar. Según Myers, tras la pandemia de COVID-19, los trabajadores jóvenes han comenzado a cuestionar con más frecuencia los modelos tradicionales de trabajo continuo.
Desde la academia también se observa un interés creciente por estudiar este fenómeno. Algunas organizaciones no gubernamentales y entidades públicas han comenzado a explorar políticas que permiten pausas sabáticas, con el objetivo de atraer a nuevos talentos y adaptarse a las nuevas expectativas laborales.
Investigadores como Schabram han identificado beneficios personales en quienes optan por estas pausas: mayor confianza, claridad de objetivos y límites más definidos frente al entorno laboral. Mientras las trayectorias tradicionales continúan siendo predominantes, el fenómeno de la microjubilación ofrece una ventana para observar nuevas formas de relación con el trabajo entre los jóvenes profesionales.
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