No ha transcurrido ni una semana desde la elección de Gustavo Petro, y ya se comienzan a ver los enormes cambios que llegarán a Colombia.
Como nunca en la historia del país, el equipo económico de Petro ha decidido plantear algo que, en su momento, tocará explicarles con plastilina a los colombianos: la denominan reforma tributaria y busca, según cuentan, recaudar más dinero para solventar los gastos del Estado.
Es que eso de los subsidios, de las pensiones para todos y de querer convertir al Estado en el mayor empleador de Colombia, tiene un costo alto y todos, solidarios y desprendidos, tendremos que aportar para que ese sueño se convierta en realidad. Cuando mencionen a un tal Carrasquilla en eso de la reforma tributaria, mire para otro lado y sepa que la iniciativa tiene su génesis en el Pacto Histórico y en el cambio que traerá para Colombia.
Otro cambio importante es la incorporación de figuras novedosas a la política nacional. Nos hemos enterado de que hay un joven de provincia, concretamente de Pereira, que entró a última hora a la coalición de gobierno: se llama César Gaviria y de seguro, traerá un aire fresco y renovador a la oleada de cambios que está promoviendo Gustavo Petro en Colombia.
Al joven Gaviria se unieron, antes de las elecciones del 19 de junio, otras destacadas promesas de la política, como el extraditado Santander Lopesierra y la bellísima escapista Aida Merlano. Incluso, por debajo de la mesa, una familia de «ututui» de Barranquilla, de apellido Char, trabajó con ahínco por el cambio que se avecina en Colombia. Aunque novatos en la política, de seguro contribuirán a ese cambio de 360 grados que traerá Gustavo Petro. ¡Bienvenidos los nuevos liderazgos a la política nacional!
Esos nuevos liderazgos están representados en promesas como Carlos Caicedo, Armando Benedetti, Piedad Córdoba, Iván Cepeda, Temístocles Ortega y Luis Fernando Velasco, entre otros. Ciertamente son novedades en la política colombiana y, póngale la firma, oiremos sus nombres con mucha intensidad a medida que aprendan el oficio de la política en el cambio de Petro.
La cereza en el pastel del cambio tiene nombre propio: es un joven médico de la Universidad Nacional que llegó de repente, sin aspavientos, a la campaña del Pacto Histórico. Se trata de Roy Barreras, un provinciano al que todavía le gusta andar con la platica en efectivo, porque de seguro, desconfía de los bancos.
Pues bien, ese joven, completamente desconocido en la política colombiana, fue designado por sus compañeros como próximo presidente del Congreso de la República, un honor que rompe con la tradición de ubicar a los políticos tradicionales, a esos de los partidos rojo o azul, como cabezas del legislativo colombiano. Es un hecho: al Congreso llegó un huracán de renovación y cambio, con la designación del joven Roy.
Sin embargo, siempre existirán reaccionarios que se resistan a los cambios radicales. Tal es el caso del eterno senador Jorge Enrique Robledo, quien aseguró que la designación del joven Roy es una afrenta al anhelo de cambio, pues asegura –eso solo se sabía en los círculos de la alta política– que Roy fue urbista, santista y ahora petrista e incluso mencionó que ese muchacho caleño brilló por el matoneo y el cinismo en los petrovideos.
Es que el cambio de 360 grados no es fácil. De hecho, uno de los influenciadores más sabios e intelectualmente estructurados del gobierno del cambio, dijo que era un horror poner a ese advenedizo político en la Presidencia del Congreso.
La que está muy contenta con esa designación es la periodista Olga Behar, quien asegura que la selección del joven Roy como futuro presidente del Senado, es «lógica y necesaria», por la experiencia que tiene y que puede facilitar el avance de la agenda de cambio.
En el mismo sentido favorable, se pronunció la hija de Carlos Pizarro, prohombre y héroe de la patria, doña María José Pizarro. Ella aseguró que la designación del médico caleño es una decisión democrática, concertada y dialogada: lo importante es el cambio, más allá de la novedad del personaje en la arena política, parece sugerir la hija de Pizarro.
Sin embargo, ese anuncio no le hizo gracia al renovador sindicalista Alexander López, quien reaccionó, como todo reaccionario, al pronunciamiento de la señora Pizarro y dijo que la designación no era ni democrática, ni concertada, ni dialogada y luego, abusivo a rabiar con el cambio, la invitó a aferrarse a la verdad.
Otro que llamó mentirosa a la heredera del prohombre Pizarro, fue el senador Gustavo Bolívar, el rostro fresco de la política del cambio en Colombia. El senador aseguró que varios estuvieron en contra de la designación del joven Roy, porque, según él, no representa el cambio por el que están luchando.
Muy exigentes salieron los promotores del cambio de 360 grados en Colombia: una cara joven, agradable, renovadora y con ímpetus juveniles, tampoco les satisface. ¿Qué querrán?
