En un esfuerzo conjunto entre el Ministerio del Trabajo y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se ha dado inicio a la segunda fase del programa “La Comunidad: Mi Causa”. Esta iniciativa, que busca fortalecer la reparación colectiva en Colombia, está enfocada en apoyar a 24 Sujetos de Reparación Colectiva (SRC), comunidades que han sido víctimas del prolongado conflicto armado en el país.
El programa, desarrollado en diferentes regiones, se centra en la implementación de perfiles productivos previamente concertados con las comunidades. Además, busca el fortalecimiento de capacidades técnicas, comerciales, administrativas y sociales de los SRC, con el objetivo de promover su autosuficiencia y resiliencia. La cobertura incluye 21 municipios en 8 departamentos, abarcando principalmente zonas rurales.
Uno de los ejes fundamentales del programa es la asistencia técnica continua, que se proporciona para mejorar los perfiles productivos de cada comunidad. A través de plataformas virtuales y presenciales, las comunidades recibirán apoyo para implementar estrategias comerciales que impulsen sus actividades económicas. La formación de los participantes se realizará bajo la metodología del “saber-hacer in situ”, brindando herramientas prácticas adaptadas a las realidades locales.
Aunado a esto, se han diseñado estrategias para mitigar el impacto ambiental de los proyectos productivos en cada SRC, promoviendo prácticas sostenibles en los territorios. El programa también incorpora un fuerte componente de acompañamiento psicosocial con enfoque diferencial y de género, con el fin de fortalecer la cohesión social y la resiliencia de estas comunidades, especialmente vulneradas por el conflicto.
El Ministerio del Trabajo y la OIT han reiterado su compromiso con la reparación colectiva y la construcción de una paz duradera en Colombia. Al poner en marcha esta segunda fase de “La Comunidad: Mi Causa”, ambas instituciones buscan garantizar que las comunidades afectadas reciban el apoyo necesario para reconstruir sus economías y transformar su futuro. Este esfuerzo se enmarca en una visión de largo plazo, que reconoce el papel fundamental de las comunidades en la superación del pasado violento y en la creación de nuevas oportunidades para todos sus miembros.
El lanzamiento de esta nueva etapa refuerza el compromiso del Estado y de los organismos internacionales con la construcción de un país más justo e inclusivo, donde las víctimas puedan restablecer sus vidas en condiciones de dignidad y bienestar.