Por : Álvaro Ramírez González
El país recuerda con mucha claridad, dos tareas tan duras como exitosas que ejecutó el presidente Iván Duque : La Pandemia y la Reconstrucción de Providencia.
En Providencia y en plena pandemia hubo que contratar a toda la gente de la Isla para que tuviera ingresos.
Pero al tiempo y por aparte llevar del interior del país toda la mano de obra porque los Isleños ni querían ni sabían trabajar en construcción.
Un pago doble obligado de mano de obra.
Hubo que construir un puerto que la Isla no tenía, contratar barcos con fletes exorbitantes y abusivos por la pandemia y mil sobrecostos forzados de materiales e insumos más.
Petro viajó a Providencia recién inició su mandato e intentó criticar y satanizar la tarea de Duque.
Se encontró una Isla totalmente reconstruida y un ambiente adverso a sus infundadas críticas, porque todos allí estaban no sólo agradecidos, sino felices.
Con la pandemia ocurrió lo mismo, pero en proporción descomunal.
Duque tuvo que empezar consiguiendo a las carreras US $ 20.000 millones, por que recibió de Santos la olla completamente raspada.
No solo se consiguieron y compraron todas las dosis y todas las vacunas que necesitó el país, sino que Duque debió montar un fondo ( PAEF) gigante con el que el gobierno le pagó la mitad de la nómina a más de 450.000 empresas y por más de 6 meses, para evitar su cierre.
Además de girar sumas inmensas a comunidades pobres.
También tuvo que reconstruir cientos de hospitales públicos que siempre están arrasados y saqueados.
Y naturalmente construir y montar miles de unidades UCI ( unidad de cuidados intensivos ), que el sistema de salud colombiana no tenía, para salvar decenas de miles de vidas que de no existir estas UCI, se hubieran perdido.
No hubo entonces un solo escándalo.
Al contrario, la Contraloría y la Procuraduría que estuvieron allí cerca vigilando, además por el pedido expresó del presidente Duque, conceptuaron con toda claridad que ese proceso de la Pandemia fue atendido con total transparencia.
Hasta que llegó el actual ministro de Salud, el médico Guillermo Alfonso Jaramillo, político de carrera, a reemplazar a la fracasada ex ministra Carolina Corcho.
Encontró la reforma a la salud tan enredada como nunca.
Su tarea debe ser y así lo está haciendo, mucho más conciliadora con los partidos políticos y gremios de la salud, que la torpe y cerrera Corcho que no logró nada.
Pero sorprendió a todo el país cuando afirmó categóricamente que con las UCIs, en el Gobierno de Iván Duque “¡se habían hecho grandes negocios !”
Ayer escuché en la radio a varios congresistas del petrismo intentado defender las peregrinas e irresponsables declaraciones de Jaramillo.
“ El ministro hizo ese anuncio por que se van a investigar presuntos negociados con las UCIs”, afirmaban esos congresistas.
El periodista les replicó varias veces y con mucha fuerza, “¿ no es más serio congresista, hacer primero las investigaciones, obtener los resultados y las pruebas y entonces si hacer semejante denuncia?”
La respuesta fue dubitativa, meliflua y babosa.
Puro circo.
Es la impronta de este gobierno. Destruir todo lo anterior y naturalmente especular y mentir.
¡Y ya la salud cayó en esa dinámica !
