En la constitución del 91 se estableció un mecanismo que permitiría al constituyente primario ejercer control político sobre los mandatarios locales y este fue la revocatoria de mandato. Desde su nacimiento aunque muchas veces se ha invocado solo en pocas oportunidades ha podido utilizarse de manera efectiva.
La última aprobación de las revocatorias de mandato de gobernantes locales de este periodo, que se inició el 1 de enero del 2020 y finalizará el 31 de diciembre del 2024, ha sido la de Aguachica y con esta se completan tres revocatorias aprobadas por parte del Consejo Nacional Electoral, de las cuales, hasta el momento sólo una ha sido exitosa, porque la de Cúcuta fracaso en las urnas.
La revocatoria de Aguachica fue aprobada por el CNE tras una tutela interpuesta por los promotores de la iniciativa y donde la justificación fue precisamente la que han alegado el resto de las revocatorias del país: la aprobación de los estados contables de esta iniciativas por parte del CNE se ciñe simplemente a que se cumplan con los requisitos de ley.
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Este es el mismo argumento que han esgrimido más de 150 iniciativas a nivel nacional contra las que la entidad electoral ha utilizado las mismas estrategias que la de Medellín y ha sido suspender la certificación de los estados contables abriendo investigación en contra de sus organizadores, desconociendo las funciones de otras entidades de control que son las responsables de la apertura de investigación en contra de ciudadanos.
La revocatoria de mandato nació como una posibilidad para que el constituyente primario pudiera ejercer control político sobre los mandatarios locales de turno ya que en caso de que luego de un año de trabajo no hayan cumplido con las promesas de campaña o tengan un elevado índice de desaprobación la ley permite que se de inicio a una iniciativa de revocatoria que permitiría definir en las urnas la continuidad del mandato del alcalde de turno, sin embargo son tales las trabas legales y las no legales que se imponen a los comités que lograr llegar a las urnas se ha vuelto casi imposible.
Este actuar de la Registraduría y del CNE ha llevado la iniciativa de la revocatoria a una lenta muerte donde si las determinaciones siguen por el camino que vienen habrá hasta sepelio y todo de las revocatoria en el país y quedará en evidencia que fue un mecanismo inventado pero que las instituciones se dedicaron a matarlo porque políticamente no les conviene ya que los mandatarios locales, por lo general tienen el aval de poderosos partidos o de reconocidos políticos quienes son, finalmente, los que eligen Registrador o nombran los consejeros del CNE.
En estas iniciativas si no tienen el respaldo de la institucionalidad no tendrán futuro, como hasta el momento ha sucedido, con el agravante que se desconoce por completo al constituyente primario y la aplicación de la norma queda en manos de unos pocos que le dan vía libre con total subjetividad en la aplicación de las normas.
