Por: Crl. (r) Óscar Ricardo Colorado Barriga
La humillación nacional a la que nos sometió el Senado de la República, condecorando a la “señora” Linares, es simplemente la claudicación de la decencia, la moral y la honestidad de un grupo de politiqueros corruptos, que se han beneficiado tanto ellos como sus familias de los miles de cargamentos de cocaína que las guerrillas en cabeza de las FARC han logrado exportar; los narco dólares que compraron sus conciencias aun estilan litros de sangre inocente, sangre que no podrán borrar y que en algún momento tendrán que pagar, en esta vida o en la otra.
El año que termina pasara a la historia por su complejidad económica y social, matizado por una pandemia que está lejos de ser controlada, enlutando a una sociedad inerme, que observa como el virus se esparce sin control, gracias a la falta de conciencia y humanidad de sectores aupados por representantes de la izquierda criminal criolla, quienes se regocijan de este flagelo e intentan sacar dividendos políticos de tanto dolor y como muestra de su “loable trabajo” en el Senado, solo se les ocurre patrocinar un acto tan miserable, como condecorar a la magistrada aliada y defensora de terroristas, a manos de la manceba del peor y más viejo criminal que conoció Colombia.
Este ruin espectáculo solo refleja la bajeza moral de todos estos sombríos personajes, los mismos que intentan por todos los medios tapar los horrendos, calculados y sistemáticos crímenes cometidos por personas que hace rato dejaron de ser seres humanos; aquel que viola niños menores y disfruta mientras desgarra sus frágiles cuerpos o es capaz de realizar un aborto no consentido con un alicate, sembrar minas que destrozan miembros, lanzar cilindros bombas a una iglesia repleta de inocentes, defecar encima de un secuestrado, colocar un carro bomba en un club, asesinar a quienes se niegan a pagar extorsiones, contaminar corrientes de agua con barriles de petróleo, deforestar selvas vírgenes para sembrar matas de coca, convertir seres humanos en esclavos sexuales, JAMÁS PODRAN COMPORTARSE COMO PERSONAS DE BIEN.
Estos homicidas que tanto defiende la izquierda, progresistas y la JEP, son iguales o peores que cualquier pandemia y cuentan con recursos ilimitados para seguir comprando políticos, periodistas, analistas y todo tipo de áulicos que cierran sus ojos a la realidad y solo se preocupan por engrosar sus fortunas mal habidas, las cuales disfrutan sus hijos sin asomo de vergüenza. La amenaza que representan a la democracia es real, tienen en su nómina a estos sucios personajes, que como Roy Leonardo y Petro son capaces de llamar paramilitares a un grupo de artistas, solo con la intención de generar caos y zozobra en la sociedad y poder lanzar a las calles la horda de desadaptados que llaman“estudiantes y manifestantes” los mismos que no les importa la mezquindad de Roy y Petro y salen con sus mochilas cargadas de bombas y odio por todo y contra todos.
Dentro de las desgracias que nos deja el 2020, se encuentran unas FARC, arrogantes, mentirosas, y despiadadas, incapacitadas para pedir perdón, reconocer sus delitos o reparar a sus víctimas, respaldadas por los mismos corruptos que se enriquecieron con la tramoya de Santos, viles seres que como Piedad Córdoba, disfrutan de los excesos de la dictadura chavista, sin importarle las miles de víctimas de este régimen o el éxodo de venezolanos hambrientos que llenan semáforos y parques y que ella con la demencia cínica que la acompaña, los considera turistas y dinamizadores de nuestra economía.
POSDATA: “Señor Presidente, usted aun encarna la esperanza de la Colombia buena, que el Todopoderoso ilumine su camino en el año que comienza y todas sus decisiones estén encaminadas a mejorar las condiciones de vida de sus compatriotas, dentro de un marco de JUSTICIA.Favor no olvide que el plazo de entrega de los bienes de los genocidas de las FARC vence este 31 de diciembre Y ESTOS CRIMINALES Y CEPEDA ya deben estar fabricando excusas”
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