En figuras de Twitter con fans a sueldo cual comité de aplausos compuestos por internautas de bodega, al parecer es en lo que se han convertido los mandatarios locales y nacionales.
Tal es la situación que se ve hoy en día respecto al manejo de la comunicación. El nuevo estilo de gobernar, y que al parecer es el comienzo de la muerte de las tradicionales formas de dar anuncios con decretos, oficios, ruedas de prensa y comunicados oficiales como se hacía antes. Donde había plena certeza de las decisiones del gobierno, de cuales eran los cambios que se adoptaban, y cuáles eran los temas de la agenda pública.
Ante esta falta de formalidad actual, se preguntan muchos, ¿qué función están cumpliendo entonces los equipos de asesores y de comunicaciones, quienes ganan salarios envidiables para el colombiano promedio? Ya que en la inmediatez de las redes, los gobernantes no hacen uso de ningún asesor, por el contrario responden instantáneamente y con el calor de la emoción a flor de piel, ante cualquier cosa de coyuntura, con delicadas consecuencias para la ciudad y el país, ¿qué pasa con los equipos de comunicaciones que no están cumpiendo su función de medir las palabras del gobernante?.
Un ejemplo claro es que con el cese bilateral, el presidente lo decretó por tuit, y los propios guerrilleros del ELN lo desmintieron, lo que se convirtió en una verdadera vergüenza y un descrédito sin precedentes para el gobierno y su pretendida “paz total”
Pensarían los mandatarios, ¿Para qué usar la sala de prensa, si se tiene el poderoso Twitter?. No obstante, es precisamente, debido a esta inmediatez y falta de formalidad, que ya son múltiples las “patrasiadas” que a muchos funcionarios les ha tocado hacer. Como a la ministra Irene Vélez, que constantemente también la tienen que corregir.
Con esto; la funcionaria ya ha ocasionado incluso pánico económico en el país, el cual constituye un delito de la más alta gravedad, por sus declaraciones respecto al fin de los hidrocarburos. Lo que causó a nivel nacional, un severo nerviosismo entre el empresariado y los inversionistas quienes son los que ocupan los puestos de liderazgo de la economía, de la que depende el sustento de todos, incluido el del propio gobierno.
Otra preocupación es que se pierde la noción de los horarios y del tiempo, ¿a qué hora en realidad se gobierna en Colombia? en cualquier momento, en vez de las antiguas ruedas de prensa con un horario establecido, donde se daban los comunicados oficiales del día para los colombianos. Ahora en Twitter se emiten anuncios que no se sabe si son oficiales o no, o si se trata de simples opiniones, ya que en muchas ocasiones, son declaraciones algunas de ellas a media noche, que vienen con dardos incorporados contra la oposición.
Por su parte la ministra de Salud Carolina Corcho, usando los mismos canales, habla para diversos escenarios respondiendo a críticas y casando peleas, tratando mal a los médicos, y a la fecha no ha traído la primera vacuna de la viruela del mono. Mientras tanto el país no conoce el texto de la reforma de la salud.
Cuántos líos se ahorrarían los funcionarios del Gobierno Nacional, si hicieran su trabajo con las oficinas de comunicaciones, si previamente hacen uso de una asesoría interna, tomándose la precaución de elegir bien las palabras de lo que se va a comunicar. Al fin y al cabo para eso le pagan los contribuyentes colombianos a los asesores del gobierno.
En el caso del cuestionado alcalde Daniel Quintero en Medellín, sería más de lo mismo y con graves consecuencias, con mucha facilidad y sin necesidad, el polémico burgomaestre arma polémicas, como la que causó con el mensaje de Twitter del metro subterráneo para Medellín, intentando poner sobre la agenda temas que están en segundo plano de importancia, frente a las prioridades del desgobierno, la corrupción, la inseguridad, el hambre y la basura en la que en esta administración obligó a padecer a la ciudad.
Para la opinión pública, funcionarios del plano nacional y local, hablan mucho y hacen poco, y eso no es todo, ahora se puede ver al alcalde jugando por la mismas redes sociales por las que gobierna, a sus juegos de “dinoprofesiones” y usando los filtros virales de Rebelde en Tik Tok. Toda una conducta impresentable, que indica un alto grado de inmadurez y falta de seriedad de un mandatario, en una ciudad sumida en una profunda crisis.
