Por: Carlos Echavarría
La Sala Civil del Tribunal Superior de Bogotá, obligó a Colpensiones a pensionar por vejez a una persona transexual bajo los requisitos que se establecen para las mujeres dentro de la legislación colombiana.
Una peligrosa puerta acaba de abrir el Tribunal en mención, dando reconocimiento a los derechos laborales como mujer de José Fernando Herrán Vargas, quien a los 49 años de edad cambió su condición sexual en el registro civil y pasó a llamarse Helena Herrán de sexo femenino.
La legislación colombiana otorga el derecho a la pensión por vejez luego de cumplirse con dos requisitos, edad y semanas cotizadas, las mujeres se pensionan a los 57 años, mientras que los hombres se pensionan a los 62 años. La jurisprudencia de la Corte Constitucional en relación de los temas de género dijo, “Las personas con identidad transgenerista no deben ser sometidas a restricciones para el ejercicio de derechos derivados de su identidad, es decir, por asumir su forma de ser como expresión legítima y constitucional de su identidad y libre autodeterminación”
Herrán con 61 años, disfruta de su pensión gracias a la tutela interpuesta en contra de Colpensiones, argumentando que se le violaban sus derechos por ser una mujer reconocida mediante registro civil colombiano.
Colpensiones había interpuesto una demanda para detener los pagos hasta que Herrán cumpliera los requisitos de edad de los hombres, 62 años, pero, el presidente de Colpensiones, Juan Miguel Villa, dijo que la demanda sería retirada ésta misma semana y seguirían dando la mesada oportunamente.
La ideología de género está distorsionando completamente el concepto de realidad, todas las células del cuerpo de Helena Herrán dicen que es un hombre, pero como se auto percibe como mujer, la sociedad debe respetar esa postura, pero de allí, a que la legislación la proteja y la determine como mujer, garantizándole los mismos derechos que las féminas de nacimiento, es una cuestión completamente diferente.
Se avecina una avalancha de hombres, que se “autodeterminarán” como mujeres y de esa forma, no trabajar los cinco años adicionales que la ley los obliga. Además, el problema puede llegar a escalar a los transtemporales donde una persona no se identifica con la edad que tiene, y por lo tanto, con esa paranoia de derechos de identidad de género, llevar a las personas que cumplen 1.300 semanas de cotización a inmediatamente argumentar que ellos se perciben como personas de 62 años y por consiguiente los deben pensionar inmediatamente.
Con la ideología de género se puede llegar a cualquier abuso, como hombres en ligas deportivas de mujeres, violadores en cárceles de mujeres, adultos en escuelas primarias, pedófilos en jardines infantiles, etc. Lo que se debe hacer es colocarle un freno y determinar las leyes de la naturaleza, donde un hombre es un hombre y una mujer es una mujer y su ADN lo confirma. Si las personas se auto perciben de manera diferente, se deben respetar, pero no fomentar mediante leyes que esa distorsión de la realidad tenga que ser asumida por todos como una verdad absoluta.
