viernes, abril 12, 2024
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La hipocresía ambientalista en su máxima expresión

Por Carlos Andrés Echavarría Blandón

Desde el pasado 3 de febrero en los Estados Unidos se está viviendo la peor catástrofe ambiental que ha tenido el continente americano y muy seguramente no te has enterado. Se podría catalogar como un Chernobil 2.0 y ningún ambientalista ha salido a denunciar el hecho. En contexto te explicaremos las razones.

En la pequeña ciudad de East Palestine en el Estado de Ohio, un tren de varios cientos de vagones se descarriló y como resultado fueron derramados más de 300 mil litros de Cloruro de Vinilo, un compuesto orgánico y gas incoloro, extremadamente inflamable y explosivo; un veneno muy potente con efectos cancerígenos, mutagénicos y teratogénicos en los seres humanos.

Algunos periodistas, ojo, no de los grandes medios de comunicación masivo, procedieron a cubrir la noticia de lo que estaba pasando en el pueblo de Ohio, pero, el gobierno socialdemócrata, adalid de las causas ambientales y paladín del cuidado de la madre tierra, dio la orden de que la noticia se encubriera y llegaron al extremo de detener y colocar en prisión a los periodistas que no acataron la medida, como fue el caso de Evan Lambert de un medio independiente.

Ante el desastre a sus pies, con miles de litros dispersándose por todo el terreno y llegando a las quebradas y los ríos de la ciudad de 5 mil habitantes, los especialistas que llegaron para hacer el control de daños, tomaron la decisión que lo mejor era realizar un incendio controlado de la sustancia para evitar que continuara con su expansión.

En el caso de los derrames de petróleo cuando se produce en alta mar, simplemente se recoge lo que más se pueda y luego se quema el resto; cuando el caso se presenta cerca de las costas la situación cambia radicalmente y se toman otras medidas menos efectivas y más lentas las cuales incluyen productos químicos. Por ejemplo, el desastre de Deepwater Horizon en el año 2010, luego de controlar el derrame que duró tres meses, la consecuencia para la región fue devastadora porque esos químicos utilizados destruyeron toda la vida marina en cientos de kilómetros a la redonda. Sin peces, sin moluscos y sin animales mamíferos, las aves también murieron. A esa catástrofe ambiental se debe sumar la crisis económica que llegó luego debido a que en una zona eminentemente pesquera quedó siendo inviable para la actividad durante muchos años.  

A primera vista la quema controlada puede ser una buena alternativa, pero, es Cloruro de Vinilo y éste al ser quemado emite gases altamente tóxicos como lo son: monóxido de carbono, cloruro de hidrógeno y fosgeno, los cuales crearon una nube tóxica de trescientos kilómetros de diámetro que cubrió por completo el pueblo de East Palestine, el cual debió ser evacuado.

La nube tóxica comenzó a producir lluvias químicas, las cuales están envenenado todo el terreno y fuentes de agua, lo que se evidencia con los miles de animales acuáticos y terrestres muertos bajo el manto negro que cubrió la ciudad.

Ante el desastre ambiental en el territorio americano, el gobierno del presidente Biden empleó una estrategia al estilo comunista de Stalin, al obligar a todos los medios de comunicación hegemónicos a que no hablaran de Ohio, que tenían que informar sobre los globos chinos que circulaban por el territorio americano y darle un mayor impulso al decir que eran Ovnis.

Suponiendo que el gobierno de los Estados Unidos tiene el poder de silenciar a la prensa gracias a que prácticamente todos los dirigentes de los medios de comunicación, tanto televisivos como escritos, son abiertamente de tendencia de izquierda, ¿qué pasa con los ambientalistas a nivel internacional?, ¿dónde está Greta Thunberg?

La respuesta es simple, son solo piezas de un ajedrez político internacional en donde el ambientalismo es solo una de las tácticas empleadas para crear la división que tanto necesitan para alcanzar el poder con el gobierno global que tanto desean desde la ONU. A los ambientalistas solo se les ordenó quedarse callados y mirar para otro lado.

Para minimizar lo ocurrido en East Palestine, el presidente Biden no habla sobre el tema en absoluto, incluso, se va del país para visitar a su homólogo en Kiev, Volodímir Zelenski y le entrega cientos de millones de dólares que han pagado en impuestos los ciudadanos americanos para continuar con una guerra sin sentido iniciada por un socialista autoritario que anhela la época del comunismo como lo es Vladimir Putin.

Pero, en los Estados Unidos un zorro político está aprovechando la situación de abandono y de encubrimiento de la catástrofe. Donald Trump, quien quiere volver a la presidencia de su país, visitó la zona y con sus propios recursos llevó ayudas a los ciudadanos en diez camiones que contenían agua, medicinas y productos no perecederos.

Ante la imposibilidad de encubrir que el expresidente visitó la zona, los medios de comunicación afines al gobierno comenzaron la tarea de desinformación, por ejemplo, CNN dijo que la visita de Trump fue únicamente para hacer un discurso en contra del presidente Biden en su campaña política para la reelección y que se retiró inmediatamente, obviamente nunca mencionó que llegó con ayuda para los habitantes de East Palestine que tanto requerían.

No se sabe como va a terminar el problema ambiental en la región, tampoco es predecible los daños a largo plazo que tendrán los habitantes de la ciudad, como tampoco es calculable el daño ambiental a la flora y fauna por los químicos esparcidos.

Lo único en lo que si se puede tener certeza es que los grupos ambientalistas, las ONG y toda la progresía internacional, son organizaciones que solo siguen instrucciones como perros entrenados a los cuales sus amos les indican cuando atacar.

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