El socialista Pedro Castillo se acercaba a la victoria en las elecciones presidenciales de Perú el jueves, con una pequeña ventaja de unos 63.000 votos sobre su rival conservadora Keiko Fujimori, quien aún no ha admitido y ha alegado fraude a pesar de la escasa evidencia.
Castillo tuvo alrededor del 50,2% de los votos y una ventaja de 0,36 puntos porcentuales con el 99,4% de los votos contabilizados, con solo un pequeño número de votos impugnados que aún se están analizando.
El maestro de escuela y novato político se ha ganado el respaldo generalizado de las bases para sus promesas de reescribir la constitución y redistribuir la riqueza minera, sacudiendo a la élite tradicionalmente política y empresarial de la nación andina rica en cobre.
“La gente se ha despertado”, dijo Castillo a sus simpatizantes desde un balcón en Lima el jueves por la noche, pidiendo a los ciudadanos que recuperen el país para todos los peruanos después de una carrera electoral divisiva.
Fujimori, que enfrenta sus propios problemas legales renovados el jueves, no ha cedido y busca anular unos 500.000 votos que, según ella, son sospechosos.
“Seguiremos defendiendo el legítimo derecho de millones de peruanos hasta la última votación”, dijo en Twitter.
El partido Perú Libre de Castillo dice que no hay evidencia de actividad sospechosa. Los observadores electorales independientes dicen que la votación se llevó a cabo de manera limpia.
El tribunal de ética del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), el organismo encargado de velar por la legalidad del proceso electoral, dijo este jueves que arrojar dudas sobre los resultados sin pruebas era “irresponsable”.
Washington dijo que se debería permitir que las autoridades electorales investiguen las acusaciones de fraude.
“Esperamos trabajar con el candidato debidamente elegido”, dijo un portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos.
Perú, que vio a tres presidentes en una semana el año pasado en medio de escándalos políticos y protestas, se ha visto afectado por el brote de COVID-19 más letal del mundo por muertes per cápita. El segundo productor mundial de cobre registró su peor caída económica en tres décadas el año pasado.
