Por Crl (r) John Llano
Fueron los Romanos con la forma en que concibieron y desarrollaron su imperio, quienes en su teoría del poder, acuñaron una frase que hoy todavía, hace presencia en nuestras expresiones, “todos los caminos conducen a Roma”, así describían la forma en que llevarían a cabo su control territorial hasta las áreas más alejada de su Imperio, conectando por medio de vías esos territorios con Roma su capital, que para entonces era el centro del poder.
Este concepto a pesar de tener 2000 años, aún no han sido apropiado y aplicado por muchos Estados, que administran territorios con una débil capacidad, por las distancias con sus zonas más influyentes, condiciones topográficas y otras consideraciones.
En Colombia todos los territorios fronterizos cumplen esta condición, pues, no sólo se encuentran alejados de su capital, que se encuentra en el centro de su territorio, sino que son fuertemente influenciados por los países vecinos y que presentan dificultades como pleitos limítrofes, problemas de seguridad, narcotráfico, contrabando, migración ilegal etc..
Una de las fronteras con mayor dinamismo es la que se comparte con Venezuela, 2.219 kilómetros de una interacción constante, que lamentablemente tras los hechos recientes en el Alto Apure venezolano, reconfirman una de esas tristes e inocultables realidades, la presencia de grupos armados, que delinquen de muchas formas y llevan a cabo sus actividades de narcotráfico, pero que ahora llama más la atención, por permitir inferir como se está gestando la reorganización de estas estructuras delincuenciales.
No es la primera vez que se producen enfrentamientos entre grupos guerrilleros y militares venezolanos, en octubre de 1994 y febrero de 1995 se produjeron algunos de estos ataques, este último dejando como saldo, ocho militares venezolanos muertos, esto debido a que esa zona ha sido blanco de especial atención por los grupos guerrilleros en sus planes estratégicos, el ELN en su plan estratégico 1997-2007 denominó esa zona como el ABC, o Tercer Acumulado, por sus reservas petroleras y lo estableció como la retaguardia internacional, teniendo en cuenta la cercanía con Venezuela y el alto número de colombianos que vivían en ese territorio, y para el desarrollo de esa tarea designó el frente Domingo Laín, hoy bajo el control de Alias “Pablito”.
De la misma manera las FARC encontraron en la frontera y más allá de ella, no sólo guarida, sino un territorio para llevar a cabo toda su actividad criminal, con la seguridad que brinda la imposibilidad para las FFMM Colombianas, de perseguirlos con total contundencia.
Ahora con el panorama presentado el 22 de marzo en La Victoria, Estado de Apure, que dejó al menos 2 militares venezolanos muertos y según HRW, 3 mil venezolanos desplazados en Arauquita; no se observa un panorama diferente al que tenemos al interior del país, pues después de la firma los acuerdos de la Habana, quedó evidenciado que estos grupos no tenían ningún proyecto político y que solo las bombas y ráfagas de fusil configuraban el único lenguaje posible, por eso la caída de esta pantomima muy bien armada y adornada por discursos de apariencias chovinistas y apegadas al modelo fallido del socialismo, dejó un sinnúmero de huérfanos ideológicos, que se dedicaron a hacer lo único que sabían: delinquir.
Por esta razón, en Antioquia, Cauca, Putumayo, Caquetá, entre otros, son constantes las informaciones sobre enfrentamientos entre estructuras por el control de las rutas y la injerencia en áreas cocaleras, por ejemplo, se sabe que hace mucho tiempo, los frentes del ELN que delinquen en el Chocó dejaron de seguir instrucciones del Comando Central (COCE) y se dedicaron a enriquecer sus arcas con toda clase las actividades ilícitas.
Así que el caso Arauca, no es otra cosa que la disputa de territorios, pero con un componente que le da una mayor trascendencia, la participación del gobierno venezolano a través de sus Fuerzas Armadas, que han tenido en los últimos años un comportamiento poco ético por el escenario político por todos conocido, por eso es muy probable que se esté frente a manifestaciones del contubernio entre estos grupos guerrilleros y sectores oficialistas venezolanos, pues era impensable desconocerla existencia del precitado, tras la cantidad de drogas ilícitas que estaban circulando en el territorio venezolano como vía hacía los grandes mercados internacionales.
El ataque de la Fuerza Nacional Bolivariana con exclusividad hacía a las disidencias que se declaran en rebeldía contra la denominada por Alias “Iván Márquez”, Segunda Marquetalia, como el frente 28 y el frente 10, que delinquen en esa región, parece poner todos los pesos en la balanza, sin embargo lejos está todavía, poder establecer con claridad cuál es la situación en la frontera con Venezuela; pues hoy las actuales relaciones con ese país, no permiten un intercambio efectivo de información.
Por ahora queda limitarse a ver algunos escenas de ataques militares que aunque más parecen show o un mensaje publicitario, que una operación militar, si evidencian la situación hostil que se desarrolla en territorio del vecino país, hacia los frentes guerrilleros que conforman las disidencias y declararon no seguir ordenes de Alias Gentil Duarte, como muchos otros en otras regiones del país.
Por ultimo dejar muy claro que la situación actual es consecuencia de la permisividad del estado venezolano, cuando consintió el ingreso de grupos guerrilleros colombianos a su territorio, sobre todo con el fin de protegerlos de la acción militar colombiana, sin embargo era imposible pensar que estos grupos no iban a llevar los tentáculos de su accionar criminal a ese territorio, pues quedó establecido que no hay ningún proyecto político, que no habían bases ideológicas y que lo que hoy existe es una carrera de criminales por el enriquecimiento, la degradación del territorio y la zozobra para las poblaciones que sufren la presencia de estos delincuentes que deben ser combatidos con total rigurosidad por el Estado Colombiano.
