Por Álvaro Ramírez González
Me voy a tomar un largo café con el expresidente Iván Duque, una vez regrese de un viaje obligatorio al exterior, que hacen los presidentes al entregar el puesto.
Fui invitado algunas veces a tomármelo con él y un amigo común, al Palacio de Nariño, pero soy muy mal lagarto y no quise ir a importunar a un hombre con tantas y tan urgentes ocupaciones. Hace unas horas se produjo el cambio presidencial y hoy Iván Duque es ya un expresidente. Justo hacer un reconocimiento de los hechos más desatacados de su gestión
Duque nunca puso el retrovisor, pero el senador Macias entonces presidente del Senado, en su discurso, mostró el lamentable estado de las finanzas públicas que dejó Juan Manuel Santos aún después de subir el IVA al 1 9% y cuatro reformas tributarias. Santos aumentó un 32 % la burocracia del gobierno central. Politiquería pura. Santos recibió de Uribe, las más sanas finanzas y una bonanza petrolera con el crudo a más de USD 100 por barril.
Toda esa plata se la parrandeó. Santos dejó un déficit fiscal exageradamente alto y un endeudamiento externo de USD 70 000 millones, tres veces superior al que recibió.
Iván Duque canceló desde el primer día de su gobierno, la mermelada a los congresistas que le costaba al país $12 billones en los cuatro años. Al llegar, Petro, Bolívar y la izquierda le montaron marchas y paros terroristas como el de mayo del 2021 que paralizó el país 60 días, quebró 50 000 empresas y produjo 350 000 desempleados más.
La pandemia fue la prueba más dura para el mundo y naturalmente para Colombia. Duque consiguió un crédito extra rápido de $ 80 billones para enfrentarla. Vacunó a todo el país, apoyó a 450 000 empresarios con la mitad de sus nóminas por seis meses e hizo una descomunal jornada de asistencia social.
Dos millones de inmigrantes venezolanos fueron admitidos y regularizados por Duque ofreciéndoles salud, empleos y bienestar. El Huracán Iota, destruyó a la isla de Providencia e hizo muchos daños en San Andrés. Al momento de su salida, Duque entrega una isla completamente renovada y reconstruida.
La Pandemia y el paro terrorista y sus consecuencias limitaron drásticamente el tiempo de gobierno de Duque. Aun así, nunca paralizó las obras. Entregó 20 autopistas 4G, y dejó contratadas 14 más. Es el desarrollo de conectividad más ambicioso que conozca el país.
La guerra de Iván Duque contra el narcotráfico fue feroz, por que recibió de Santos 250.000 has sembradas de coca, y 88 grupos narco terroristas nuevos que no estaban antes. Además, son hoy 3 veces más numerosas las disidencias de las FARC que los reinsertado de ese grupo. Aun así, Duque tuvo a Emilio Archila, un brillante ejecutivo al frente del plan de sostenimiento de los reinsertados de las FARC, con resultados impecables, reconocidos por ellos mismos.
Fue una guerra sin pausa contra todos los grupos narcoterroristas. La destrucción de complejos coqueros, el decomiso de cocaína y la neutralización y captura de capos del terrorismo fue gigante. Y terminó con la captura y extradición de alias Otoniel, jefe único del poderoso Clan del Golfo.
Los programas sociales del Estado recibieron mucha atención y cifras multimillonarias. Deja Duque la educación superior gratuita para los estratos 1, 2 y 3. 400 colegios nuevos y remodelados y 4 500 kilómetros de vías terciarias son obra de este gobierno. Fue un mandato honorable.
El escándalo de las Mintic, lo denunció la propia ministra Karen Abudinem, que logró decretar la caducidad del contrato por que se iban a robar $1.3 billones. Aún con un Registrador del Estado Civil de mala reputación como Alexander Vega Rocha, el presidente Duque hizo unas elecciones limpias y sin una sola reclamación. Y no intervino para nada en la elección de su reemplazo. Una imparcialidad a toda prueba.
Duque gobernó desde la provincia y construyó unos magníficos acuerdos comerciales con muchos países. Ecopetrol, la joya de la corona, tuvo un manejo impecable y sus utilidades han batido todos los récords. Reficar, igualmente, está operando con magníficos niveles y arrojando grandes utilidades.
Su conflicto con su partido el CD, es la mancha gris de su mandato. Lo acusan de haber propiciado el triunfo de Petro. Eso no es del todo cierto y hay muchísima culpa también al interior del CD. A Duque lo elegimos para que gobernara. Y su cátedra de gerencia pública fue admirable y superlativa. Decente, enérgico, tranquilo, erudito, cerebral y sin conflictos personales, se va un gran presidente. ¡Un señor presidente!
