La crisis humanitaria se agudiza mientras persiste la incertidumbre sobre el futuro de los 1.700 indígenas Emberá que llegaron desde Risaralda.
El gobierno incumplió su compromiso con la comunidad indígena Emberá en Bogotá, lo que ha generado una creciente preocupación por la situación de más de 130 personas que aún se encuentran en albergues transitorios de la ciudad.
Este incumplimiento se suma a la incertidumbre que rodea a los más de 1.700 indígenas Emberá que llegaron esta semana desde Risaralda, quienes aún no saben por cuánto tiempo permanecerán en la capital.
Desde la Consejería para la Paz y Víctimas de Bogotá, se envió una carta a Lilia Solano, directora de la Unidad para la Atención a las Víctimas del Gobierno nacional, en la que se exige el cumplimiento de los acuerdos alcanzados a principios de septiembre, luego de la salida de los indígenas Emberá del Parque Nacional, donde estuvieron asentados durante casi un año.
El compromiso pactado entre el Gobierno Distrital y el Nacional estipulaba que el alojamiento transitorio de los Emberá, asumido por Bogotá, duraría hasta el 8 de noviembre, fecha en la que deberían haberse realizado los traslados a sus destinos definitivos.
El Distrito asumió la responsabilidad de proporcionar un espacio temporal para los indígenas por dos meses, con la promesa de que la reubicación se llevaría a cabo. No obstante, durante este tiempo, el gobierno local ha alertado en repetidas ocasiones sobre la falta de recursos para continuar con la atención a la comunidad, solicitando que la Unidad para la Atención a las Víctimas asuma los costos del alojamiento transitorio mientras se formalizan los procesos de reubicación.
A pesar de los oficios enviados y las solicitudes de reunión, hasta la fecha no se ha recibido una respuesta oficial ni se ha confirmado ninguna fecha para el traslado. Las reuniones solicitadas han sido canceladas o reprogramadas, lo que ha generado mayor desespero entre las comunidades afectadas.
Esta situación también ha tenido un impacto significativo en el ánimo de los 1.700 indígenas Emberá que llegaron a Bogotá esta semana desde Risaralda. Estos grupos llegaron con la intención de hacer visibles sus demandas, especialmente relacionadas con la Agencia Nacional de Tierras, y para protestar por la falta de soluciones a su situación.
Sin embargo, la incertidumbre sobre su permanencia en la ciudad y su futuro sigue siendo una constante, sumando más presión sobre las autoridades nacionales y locales.