En las últimas horas se dio a conocer el nombramiento de Gabriela Posso Restrepo como Consejera Presidencial para la Juventud. Esta joven, oriunda del Valle del Cauca, en el acto de posesión, lució ante los medios una camiseta oscura clamando por la libertad de los prisioneros políticos y sociales.
Esta es una clara alusión a los miembros del grupo terrorista de la Primera Línea, detenidos en la toma urbana que padeció el país en 2021, y quienes han protagonizado fuertes episodios de vandalismo en el último tiempo, especialmente en las protestas contra una reforma tributaria del gobierno Duque, menos lesiva hacia el bienestar de la gente que la propuesta actual del ministro Ocampo; y ante la cual, hasta el momento, no hay reacciones vandálicas.
Dicho grupo violento, caracterizado por ocasionar la muertes de bebés, motociclistas y policías, y de vulnerar mediante el vandalismo organizado, los derechos de propiedad, la vida e integridad de los agentes del orden, y por la promoción agresiva del socialismo; al parecer tiene cercanía con la nueva Consejera presidencial.
Lo anterior, debido a que la funcionaria fue una de las cabezas visibles del movimiento estudiantil, permeado desde siempre por posturas de pensamiento único y radical, reclamando mediante la presión violenta y exigiendo la ampliación de la presencia estatal en todos los ámbitos de la vida ciudadana, en detrimento de los derechos y la libertad de pensamiento.
De esta manera, además de los jefes guerrilleros firmantes de los acuerdos de La Habana, resulta siendo Posso una de las funcionarias de más alto rango que proviene directamente de la protesta social y que obtendrá, en adelante, un salario pagado por los contribuyentes colombianos, como premio por haber liderado desde el movimiento estudiantil, la nociva y funesta práctica de combinación de todas las formas de lucha.
