Por My. (RA) Álvaro Martínez G.
Colombia, a partir del 2 de octubre de 2016, inició una etapa de transición hacia el comunismo, cuando fuimos convocados a un plebiscito para refrendar los acuerdos habaneros que se basaban en tres puntos fundamentales:
*Desmovilizar las estructuras guerrilleras de las FARC y del ELN.
*Incentivar a los jefes guerrilleros para que se convirtieran en gestores de paz.
*Llevar al país hacia una paz verdadera y duradera.
El principal promotor de la consulta fue el expresidente Juan Manuel Santos Calderón quien ejercía la función constitucional y democrática de los colombianos. Y como buen estratega político, le hizo campaña mediática y nos vendió la falsa ilusión de una paz verdadera y duradera. Como todo lo que empieza mal, termina mal, le dimos el papayazo de manejar el proceso de paz a su antojo. Lo que nadie sospechó, ni siquiera el zorro Uribe, es que nos iba a llevar por un despeñadero. ¡Caímos redonditos! Ese fue el comienzo del viacrucis de los colombianos.
Fueron cuatro años de negociaciones bajo la égida del régimen dictatorial de los hermanos Castro y monitoreada por el comité central del partido comunista cubano. La comisión negociadora se fue a otorgar indulgentes concesiones a la izquierda radical comunista y regresaron con las manos vacías. Los colombianos somos, por naturaleza, pésimos negociadores, nos robaron el departamento de Panamá, pedazo de Colombia con dos océanos entre 1900-1904, durante el gobierno del presidente José Manuel Marroquín, cuando el país apenas estaba despertando de la famosa guerra de los Mil Días, sumado a un gobierno considerado el más nefasto de la historia, marcado por un altísimo nivel de inflación y administración corrupta, lo único rescatable fue la reforma a la educación.
¿Qué podemos rescatar del gobierno Santos a partir del 2018? ¡Nada, absolutamente nada! Pasa a ser el peor gobierno del siglo XXI con los más escandalosos casos de corrupción: Isagen, Reficar y Odebrecht. Aumentó la deuda externa que venía moderada. Aumentó el desempleo y la inflación. Aumentó los niveles de pobreza. Hoy se la pasa dando conversatorios y conferencias en escenarios internacionales sobre el buen gobierno y la paz, cargando en su maletín el cartón de premio Nobel. «Los que idolatran ignorantes, eligen presidentes para idiotas útiles».
La izquierda radical narco comunista terrorista, encontró pavimentado el camino para tomarse el poder por la vía más expedita: una campaña presidencial mezquina y sucia. En lo que resta de la recta final, se arreciaron los ataques arteros y aleves contra el candidato Federico Gutiérrez con amenazas, blasfemias e insultos al punto de que han tratado de sabotear las manifestaciones en las plazas públicas.
Necesitamos consensos y puntos de encuentro. La problemática no son los candidatos, ni la izquierda ni la derecha, ni los partidos: es la coherencia en las propuestas y proyectos de gobierno que sean realizables y cumplibles. Todo es una farsa y el país esperando un verdadero cambio, cuando no hemos podido poner de acuerdo los candidatos para elegir el futuro presidente.
