La candidata presidencial de derecha peruana Keiko Fujimori, quien probablemente perderá una segunda vuelta ante su rival socialista, encabezó el sábado una protesta en Lima, pidiendo nuevamente la anulación de los votos que no la favorecieron.
“Si el jurado (electoral) analiza esto, la elección se dará la vuelta, queridos amigos”, dijo Fujimori a miles de simpatizantes, muchos con la bandera roja y blanca de Perú. “Soy el tipo de persona que nunca se rinde”.
El favorito Pedro Castillo, miembro del partido de izquierda Perú Libre, está cerca de ser nombrado próximo presidente del país andino, a pesar de las infundadas afirmaciones de fraude de Fujimori, ya que el conteo de la segunda ronda de votaciones a principios de este mes se acerca a su fin. .
Castillo, un maestro de escuela primaria que se crió en un pueblo empobrecido, lideraba el recuento por 50.000 votos el sábado por la noche, y solo quedaban alrededor de 16.000 votos por contar.
Pero Fujimori esta semana ha duplicado cada vez más las acusaciones de fraude, diciendo que los partidarios de Castillo robaron votos en áreas rurales donde ella no obtuvo votos. Los observadores internacionales han dicho que no hay evidencia de fraude y que la elección fue limpia.
“Definitivamente hay un boicot, la gente quiere cambiar nuestros votos, descalificando los votos de Keiko (Fujimori)”, dijo Ronald Vertis, un manifestante en Lima, quien la apoya.
Fujimori dice que ha solicitado la anulación de 200.000 votos ya contados, aunque la mayoría de esas solicitudes se presentaron después de un plazo crítico, lo que significa que es poco probable que se consideren.
“Ganamos, el maestro Pedro Castillo (es) presidente”, escribió su partido en Twitter a última hora del viernes.
Fujimori también ha culpado a la “izquierda internacional” de presionar por la victoria de Castillo, citando cómo Argentina y Bolivia, países liderados por líderes de izquierda, se apresuraron a reconocer al candidato socialista como presidente electo de Perú.
“Perú es un país que es estratégica, geopolíticamente hablando, crucial en América Latina, y por eso la izquierda internacional está intentando esto”, dijo Fujimori en una conferencia de prensa con medios extranjeros el sábado por la mañana.
Fujimori, la hija del ex presidente Alberto Fujimori, quien está en prisión por abusos a los derechos humanos y cargos de corrupción, enfrenta sus propios problemas legales.
Los fiscales esta semana buscaron volver a encarcelarla por denuncias de lavado de dinero, por lo que piden 30 años de prisión. Ganar las elecciones detendría el proceso penal contra Fujimori hasta el final de su administración.
Incluso si Fujimori lograra anular algunos votos, la cantidad de votos aún en juego hace que sea poco probable que cambie el resultado.
El tenso recuento de votos es la culminación de una elección amargamente divisiva en Perú, donde muchos ciudadanos de bajos ingresos apoyaron a Castillo mientras que los más ricos votaron por Fujimori.
El viernes, el jurado electoral de Perú, que supervisa las elecciones en el país, intentó retrasar un plazo para permitir que Fujimori presentara solicitudes para descalificar hasta 200.000 votos emitidos en las regiones más pobres de Perú, pero dijo por la tarde que había dado marcha atrás en ese plan. , allanando el camino para una victoria de Castillo.
El sábado, Fujimori encabezó una protesta pidiendo que se escuche la impugnación de esos 200.000 votos, esfuerzo que Castillo ha cuestionado.
“Hacemos un llamado al (jurado electoral) para garantizar y apoyar un proceso electoral limpio y justo”, tuiteó Castillo el viernes por la noche. “El pueblo peruano se lo merece”.
Fujimori presentó por primera vez acusaciones de fraude el lunes, cuando los recuentos iniciales de la segunda vuelta del domingo mostraron que era probable que perdiera por un pequeño margen.
Una posible administración de Castillo ha asustado a los mercados, en gran parte porque su partido se describe a sí mismo como marxista-leninista.
Recientemente ha buscado una plataforma de izquierda moderada, pero no está claro si su administración finalmente mantendrá ese tono o volverá a las raíces del partido como una organización de extrema izquierda.
