Fernando Carrillo Flórez, reconocido abogado y socioeconomista, presentó su nuevo libro Defender la Democracia Sin Miedo, en el que aborda de manera contundente los desafíos actuales que enfrenta la democracia en Colombia y en el mundo. Carrillo, quien fue líder del movimiento estudiantil que impulsó la Asamblea Nacional Constituyente de 1991, y desempeñó cargos clave como Ministro de Justicia, Ministro del Interior y Procurador General, señala en su obra que la democracia está hoy más amenazada que nunca.
Carrillo Flórez sostiene que, aunque la democracia enfrenta amenazas serias, especialmente en América Latina, no es un enfrentamiento entre izquierda y derecha, sino entre democracia y autoritarismo. Subraya que los populistas utilizan los mecanismos democráticos para alcanzar el poder, pero una vez en él, erosionan las libertades fundamentales. A lo largo de su obra, el autor destaca la importancia de proteger los valores democráticos, como la libertad, la igualdad y la fraternidad, que deben ser preservados de manera constante, pues «la democracia no puede darse por sentada».
El libro también aborda problemas centrales que enfrenta la política actual, como la corrupción, la violencia y la desigualdad, que debilitan las instituciones democráticas. Según Carrillo, es crucial que las reformas sociales se logren mediante grandes acuerdos nacionales que involucren a diversos actores y que la lucha contra la corrupción y la violencia no se convierta en un monopolio de ninguna ideología. Además, enfatiza la necesidad de una educación democrática para las nuevas generaciones y de fortalecer el periodismo riguroso frente a la desinformación. El autor hace un llamado urgente a la acción para que la democracia se defienda y se renueve, pues, de lo contrario, el camino hacia el autoritarismo es cada vez más claro.
En una entrevista exclusiva con IFMNOTICIAS, Carrillo Flórez destacó que «los populistas utilizan los mecanismos democráticos para llegar al poder y, una vez son elegidos, debilitan las libertades para instaurar un modelo autoritario hecho a su medida». Según él, el dilema actual no se trata de una lucha entre izquierda y derecha, sino entre democracia y autoritarismo.
Advirtió que «la democracia es frágil y requiere un esfuerzo constante para protegerla», y enfatizó que «los elementos centrales que la definen, como libertad, igualdad y fraternidad, nunca deben darse por asegurados». De acuerdo con su análisis, las instituciones democráticas son víctimas de la incertidumbre y el miedo que alimentan los populismos y el autoritarismo, y consideró que «el miedo es la antítesis de la libertad».
La crítica a la polarización y la falta de moderación
Uno de los puntos más destacados de su reflexión fue la crítica a la polarización y la falta de ecuanimidad en la política actual. «La democracia exige moderación, diálogo y consenso», pero hoy, según Carrillo Flórez, «la política está marcada por la confrontación y el extremismo, lo que arruina su buen funcionamiento». En este contexto, subrayó que «el gran déficit de Colombia hoy es el déficit de ecuanimidad».
A lo largo de su libro, el autor también aborda la corrupción, la desigualdad y la violencia como los tres principales problemas que enfrenta la política en el país. «Combatirlos con eficacia es una de las promesas incumplidas por todos aquellos que se han definido como garantes de la democracia», señaló. A su juicio, «la crisis no es de la democracia misma, sino de la mala política, los malos políticos y las malas políticas públicas».
Adicionalmente, expuso su preocupación por el autoritarismo y la recentralización del Estado, especialmente tras la pandemia, advirtiendo sobre el riesgo de un retroceso democrático no solo en Colombia, sino a nivel global. «La erosión democrática que ocurre hoy en Colombia se ha venido dando a nivel mundial», mencionó, refiriéndose a ejemplos de países como El Salvador, Argentina, Nicaragua y Venezuela.
Fanatismos y polarización extrema
En un momento clave de la entrevista, Carrillo Flórez le dijo a IFMNOTICIAS: «Son los fanáticos mesiánicos los que están gobernando nuestras sociedades. Como lo dice todo el mundo, esas son amenazas que salen de adentro, porque la moda es hacerse elegir democráticamente creyendo que lo único que importa son las democracias electorales, pero gobernar antidemocráticamente, volándose los frenos, los contrapesos… sabes que yo insisto mucho en que esa expresión, todo el mundo habla de pesos y contrapesos, es una traducción equivocada de los checks and balances de los anglosajones. Porque ‘checks’ es freno, no son pesos, es un freno. Gobernar en democracia supone respetar unos controles, estar sometido a un escrutinio permanente, por ejemplo, de los medios de comunicación, de la sociedad civil, de la academia. Y eso es gobernar. Gobernar en sí es difícil, pero gobernar en democracia es mucho más difícil. Por eso, esas son las reglas de juego de la democracia.»
Carrillo Flórez también subrayó la necesidad de frenar la polarización extrema, un fenómeno que, según él, ha alcanzado niveles insostenibles. En este sentido, destacó los esfuerzos de países como Alemania, Francia y España por evitar que los extremos contaminen la política. «La polarización ya no es simplemente tener dos en el cuadrilátero, sino llegar a los extremos», explicó.
En su reflexión, criticó el exceso de ideologización en la política, tanto de la izquierda como de la derecha. «Ni el liberalismo, ni el socialismo, ni el conservadorismo han sido soluciones a los problemas que vive la sociedad, más la sociedad latinoamericana, con desigualdad, violencia y corrupción. Ni la izquierda ni la derecha tienen fórmulas para combatir esos tres», señaló, sugiriendo la necesidad de una «tercera vía» que permita encontrar un equilibrio en lugar de seguir alimentando los excesos ideológicos.
El autor hizo un llamado urgente a la acción: «Se requiere acción inmediata para salvar la democracia mediante reformas sociales, antes de que el descontento y la violencia acaben con ella». Según él, «hay que hacerse escuchar para insistir en grandes acuerdos nacionales para defender la vida, repudiar la violencia de todo origen, hacer las reformas y salvar la democracia».
Un compromiso con la democracia
A lo largo de la conversación destacó que, a pesar de las voces que intentan desmontar el sector privado, este sigue siendo el motor del cambio social, particularmente en términos de empleo y como pilar esencial para una democracia sólida. Según explicó, un sector privado fuerte es indispensable para el fortalecimiento de los principios democráticos. «Yo creo que el sector privado sigue siendo no solo el motor del cambio social, porque lo que representa en términos de empleo, sino que es un elemento esencial de la democracia en un sector privado fuerte», afirmó.
Además, subrayó la importancia de las empresas al defender los valores democráticos, particularmente en un contexto global como el de Europa. «La empresa privada europea, por ejemplo, no se fue a botarle plata a los partidos políticos cuando apareció el partido nazi en Alemania. Lo que hicieron fue defender los principios y valores de la democracia desde dentro de la empresa, comenzando por la filosofía empresarial y los famosos criterios ESG, que son esenciales porque marcan un camino social para la democracia», afirmó Carrillo Flórez.
El exfiscal resaltó la necesidad de que el sector privado asuma una postura activa en la defensa de los valores fundamentales del Estado de Derecho, como la libertad, la igualdad y la fraternidad. Esto, aseguró, es vital para el fortalecimiento democrático.
Desigualdad, corrupción y violencia: retos para la democracia
Al abordar los principales problemas que enfrenta la democracia en Colombia, Carrillo Flórez habló de la desigualdad, la corrupción y la violencia como elementos que minan la estabilidad democrática. «Nos han metido el cuento de que los únicos que pueden solucionar los problemas sociales son los extremos, tanto de la derecha como de la izquierda», señaló, refiriéndose a los peligros de caer en modelos autoritarios como los implementados por líderes como Nayib Bukele en El Salvador. «La mano dura no es sostenible. Es un modelo que viola derechos humanos, donde se atropellan las libertades democráticas bajo el pretexto de reducir los homicidios», explicó.
Adicionalmente, manifestó su preocupación por la polarización creciente, la cual, en su opinión, es alimentada por las redes sociales y la falta de diálogo real. «En Colombia, nos hace falta el diálogo social. Aquí no sabemos sentarnos a conversar, a debatir, a encontrar acuerdos. Es fundamental que las diferencias existan, pero la democracia requiere que podamos discutirlas de manera civilizada», expresó.
En cuanto a la política colombiana, Carrillo Flórez introdujo el concepto de «capital democrático», que, según él, es más relevante que el capital político. «Lo que importa no es el capital político, sino quién está realmente gobernando de manera democrática. El capital democrático es la clave», afirmó. En este sentido, subrayó la importancia de una nueva interpretación y aplicación de la Constitución de 1991, que, aunque ha sido un marco de grandes reformas, aún enfrenta desafíos en su implementación efectiva.
«La Corte Constitucional ha hecho más reformas sociales a través de sus providencias que el Congreso, lo cual es una paradoja. La Constitución del 91 no se ha aplicado en su totalidad. Y el problema no es la democracia en sí, sino los políticos que mal manejan las políticas públicas», dijo.
Carrillo Flórez enfatizó la necesidad urgente de educar a las nuevas generaciones en valores democráticos. Aseguró que las instituciones del país se han desconectado de los jóvenes, quienes, atrapados en las redes sociales, reciben información antidemocrática y polarizada. «Las redes sociales están creando dos bandos y polarizando aún más la sociedad. Las instituciones deben hacer un esfuerzo por conectar con los jóvenes, por educarlos en la práctica democrática y en la importancia de la participación política», agregó.
Por último, concluyó la conversación con un llamado a la acción: «Lo que nos hace falta en Colombia es una idea de esperanza que una al país. Es el momento de dejar atrás la política del odio y la exclusión y apostar por el diálogo, por un debate civilizado que nos permita avanzar hacia un futuro democrático y próspero».