Por Timothé Rouvière*
La hermana André, cuyo nombre real es Lucile Randon, cumple este jueves 117 años, pocos días después de haber vencido al coronavirus. Vive en la residencia de ancianos Sainte-Catherine Labouré, en Toulon, y está particularmente en forma.
“No entendí nada, estaba cansada, es cierto, pero no más de lo habitual”. Cuando escuchamos a la hermana André, es difícil pensar que fue atacada por el Covid-19 hace unos días. Después de un período de aislamiento, está feliz de volver a su vida normal en el hogar de ancianos donde ha vivido durante 12 años.
Una vida marcada por los recuerdos
Nacida en 1904, ella ha conocido de todo: la gripe española, 20 presidentes franceses, el primer vuelo a la luna. Pero lo que más la marcó fue la guerra. “La Primera Guerra Mundial, la viví triste, lamentablemente, porque tenía dos hermanos al frente”, recuerda. “En casa estábamos tristes. No teníamos noticias, era terrible. Y amaba a mis hermanos”.
Su mejor recuerdo es el viaje en uno de los primeros vuelos en un avión a motor, en 1926. “Tomé el avión cuando tenía 22 años, dice la decana. Fue una alegría para mí. Estaba en Orly, y un aviador me dijo: ‘¿No quieres ver lo que hace el avión?’ Oh, yo digo, ‘¡Sí, ooh, sí!’ ¡Me puso en su avión y nos fuimos! “.
El jueves 11 de febrero, Sor André celebra sus 117 años. Ella dice que no cuenta sus velas desde hace al menos 40 años. Recibirá un ramo de flores del alcalde y hará una video-llamada a su familia. Pero no sospecha nada. “No me han dicho nada, es un secreto”.
¿El secreto de su longevidad? “No tengo nada que ver con eso. Es el buen Dios quien lo quiere”, responde. Desde su silla, en su hogar de ancianos en la costa de Var, la hermana André ve el mundo cambiante y quiere enviar un mensaje a todos los afectados por Covid-19: “Coraje y valor”. Además de ser la persona más anciana de Europa, Sor André es, hasta el día de hoy, la vicedecana de la humanidad.
*France Info y Radio France, París
