Los colombianos, durante muchos años, hemos sido los parias del mundo, los que arrastramos la fama de narcotraficantes, a los que nos separan en las filas de los aeropuertos al conocer nuestra nacionalidad, a quienes en el exterior, al saber de donde venimos, de inmediato nos dicen «Colombia – Cocaine», donde se acuerdan mas del país por Pablo Escobar, que por García Márquez.
Y ahora, gracias al discurso del presidente de Colombia en la Asamblea de la ONU, volvemos a ser los habitantes de ese país donde se considera que son más dañinos el petróleo y el carbón que la misma cocaína.
Aunque Petro habló con ese lenguaje romántico y poético, que ha cautivado a muchos en nuestro país, en la comunidad internacional, que siempre ha considerado la cocaína como una de las sustancias mas dañinas para el mundo, no se entiende como un presidente condena a el petróleo y el carbón que han sido palancas indispensables para el desarrollo de la humanidad y defiende la cocaína. Es por esto que podemos dar las gracias a Gustavo Petro.
