Por: Juan Camilo Viana
Frustrante ver cómo Medellin parece impotente ante el triste panorama de su administración pública en particular de su alcalde. Sea de la corriente política que sea lo invito a leer sin prejuicios.
El tema va mucho más allá de las medidas durante la pandemia. El desconcierto se origina mucho antes. Es claro que los gobernantes enfrentan complejas decisiones en estos tiempos. Muchos actúan con su mejor intención y compromiso, a veces aciertan y a veces fallan, como todos.
Lo que duele en Medellin es un tema de fondo, de liderazgo. Duele que una ciudad llena de gente talentosa, respetuosa, ética y comprometida, tengamos una alcaldía tan pobre en forma, en fondo y en resultados, y tan alta en arrogancia y en aspiraciones de poder.
Por qué una ciudad como Medellín que lo tiene todo (talento, civismo, recursos) para haber ampliado de forma suficiente su capacidad hospitalaria no lo pudo hacer en 10 meses? La respuesta está en el liderazgo.
Un líder entrega lo que piensa y según donde pone su enfoque y sus prioridades. Para Quintero Calle su prioridad ha sido él. Sus amigos, su familia, y principalmente sus aspiraciones políticas. Y ahí ha estado su enfoque, lejos de la visión de bienestar colectivo y del progreso.
El alcalde pasa más tiempo en sesiones de marketing político y digital que trabajando por una visión colectiva que lo inspire, porque no parece tenerla. Por eso no entrega resultados, pero es el más rápido del oeste para el teclado.
El problema es de fondo. No tiene visión colectiva, no es confiable, No hay líder. Alguien que fue capaz de crear un set con una casa falsa y poner a posar a su familia en ella es alguien sin contenido. Lo que hay es un señor en campaña que demostrado no tener escrúpulos en ello.
No tengo dudas, en Medellín merecemos mucho más. Siempre Medellín ha estado a la altura, que no sea la excepción.
