jueves, marzo 28, 2024
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En los primeros 100 días de gobierno, Biden ha superado las expectativas de los progresistas

Por: Carlos Andrés Echavarría Blandón

Se cumplen 100 días desde que el presidente Joseph Biden llegó a la Casa Blanca y para el ala más radical de la izquierda del país en cabeza de la representante Alexandria Ocasio-Cortez, calificó su gestión de la siguiente manera, “Biden ha superado las expectativas para los progresistas,…, incluso creí que iba a ser más moderado”

El temor de muchos ciudadanos del mundo entero, de que el fortín del capitalismo y el libre mercado fuera tomado por un presidente débil que cediera a la presión de la agenda globalista y convertir el país en otro ejemplo del fracaso del socialismo, se acerca peligrosamente a ser una realidad.

Desde la campaña electoral se puso en duda sobre las capacidades físicas y mentales del hoy presidente, lo que se evidencia en las pocas apariciones que hace en público y las casi nulas entrevistas o conferencias de prensa que da, pero, para extrañeza de muchos, las acciones y los decretos que firma son abundantes, cambiando radicalmente muchas de las medidas que se habían tomado en la administración de su predecesor.

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En campaña se le preguntó a Biden sobre la posible modificación del número de altos jueces que componen la Corte Suprema de Justicia, actualmente con mayoría republicana, a lo cual respondió, “eso ni siquiera pasa por mi mente”. Hoy se tiene sobre la mesa un proyecto para aumentarlos y así comenzar a permear el sistema de administración de justicia, un caso de texto que siempre usa la agenda socialista en su búsqueda de tomarse los tres poderes del país, concentrando todo en el Ejecutivo.

Dentro de las propuestas que rondan en el Ejecutivo, se busca modificar el poder Legislativo, actualmente de los 100 senadores del país, 50 son republicanos y 50 son demócratas, proponiendo una asignación especial en la cual se aumente el número de representantes, dándole estatus de Estado a la capital del país abiertamente demócrata y así inclinar la balanza a favor de su partido tomando el control de la rama.

El presidente Biden, encargó a la vicepresidente Kamala Harris, para que maneje la crisis pavorosa en la frontera sur, donde más de 4 mil indocumentados llegan al día, incluidos niños solos. Harris, abiertamente socialista y considerada como la senadora más radical de su partido por encima de Bernie Sanders, se niegan a llamarla crisis e incluso tiene prohibido a los medios de comunicación a ingresar a los centros de detención, como si fuera una vil dictadura donde la libertad de presa se restringe inmediatamente.

Dentro de la combinación de lucha, los progresistas de Black Lives Matter, presentan una campaña inmisericorde en contra de la policía por los últimos actos de brutalidad y a pesar de que los responsables están siendo judicializados y condenados a muchos años de prisión, BLM piden que se acabe con la policía y se formen grupos de seguridad independientes al mejor estilo de los regímenes totalitarios como las fuerzas del orden de los Casacas Negras, las SS, la Checa o el G2. El alto gobierno está fomentando ese odio en contra de las fuerzas del orden del país incluyendo dentro de los planes de estudios de las escuelas públicas, cátedras dictadas por BLM, en donde enseñan a los niños a pensar ¿cómo pueden ser menos blancos?, fomentando odio y división de clases, no ahora por medio de los burgueses y proletariado como lo proponía Karl Marx, sino por medio del color de la piel, la orientación sexual o la ideología de género.

Otro ataque directo en contra del libre mercado y del progreso del país, es la introducción de leyes con un altísimo incremento de los impuestos a las personas más pudientes con el fin último de dividir la sociedad y espantar a los creadores de riqueza.

En los cambios extremos siempre es necesario contar un órgano que sea el responsable de separar o invisibilizar a las personas que no están de acuerdo con las decisiones que se toman desde el régimen; esa tarea la efectúa hoy las grandes “Big Tech” quienes inmediatamente censuran cualquier contenido diferente a su agenda. Compañías como Amazon, Facebook, Tweeter o YouTube bloquean cualquier contenido que “consideren sospechoso” de odio o que sea malicioso, siempre y cuando no provenga desde la izquierda, los cuales no presentan ninguna restricción y el mismo fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, el juicio realizado el año pasado en su contra, dijo que no aplicaban la censura a los comentarios afines a sus ideologías.

A pesar de todos los ataques en contra de los poderes del país y que la censura se aplica por doquier, los medios de comunicación cómplices de la situación, presentan la encuesta de favorabilidad del presidente Biden en sus primeros 100 días de gobierno, donde revelan que un 53% de los norteamericanos aprueban la administración, mientras que un 40% la desaprueba.

Los cambios culturales comienzan desde el uso del lenguaje, el cambio de los valores y la distorsión del modelo del país. La administración Biden quiere intervenir todo, incluso busca corromper los demás poderes haciéndolos apéndices del Ejecutivo. Lo más triste de la situación es que ni siquiera podemos estar seguros de que es Joseph Biden el promotor de todo ese cambio, o si por el contrario es una simple marioneta de los que realmente están determinando el futuro de la primera potencia global.

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