Como una pesadilla que se repite una y otra vez, así se volvió Medellín cada vez que llueve. Las familias ubicadas en sectores de riesgo y los conductores que se movilizan por la ciudad corren para resguardarse, proteger sus bienes y tratar de hacerle el quite a las ya habituales inundaciones, que ya cobraron la vida de dos personas, sólo en lo que va corrido del 2023.
Y es que esto no es de ayer. Esta realidad se venía anunciado desde hace años y empeoró con la llegada de Daniel Quintero a la Alcaldía, donde las acciones preventivas quedaron en veremos y a las entidades dedicadas a hacerle frente a estas emergencias se les ha disminuido su capacidad técnica.
Las continuas inundaciones, los estragos ocasionados por las lluvias, derrumbes, calles que se vuelven ríos, sótanos anegados, viviendas en riesgo y familias damnificadas se volvieron el paisaje doloroso de los medellinenses cada que cae agua en la capital antioqueña.
Desde IFMNOTICIAS.COM se ha denunciado el manejo de estas entidades y se ha alertado sobre las consecuencias de no realizar los mantenimientos preventivos en los sistemas de alcantarillado de la ciudad y en las rondas de ríos y quebradas.
Y es que en realidad lo que se ha hecho se convirtió, literalmente, en pañitos de agua tibia, pues más allá del incremento de las precipitaciones en la ciudad hay un descuido en el mantenimiento de la malla vial, del sistema de desagües, del alcantarillado, de las rondas de las quebradas y de la detección de puntos críticos y una concreta línea de acción.
Uno de los ejes fundamentales que debería ser el foco del manejo de las emergencias por lluvias en la ciudad es precisamente el rio Aburrá o Medellín, que ha sido por siglos el eje de desarrollo en la región.
Hasta el 2005, por cuenta de decisión de los alcaldes locales, se creó el Instituto Mi Río que tenía por objetivo implementar acciones que evitaran las emergencias que vieron los ciudadanos a principio de esta semana, además de buscar la recuperación del afluente para que dejara de ser el sistema de alcantarillado del Valle.
Luego de que en ese año, por voluntad política se puso fin al Instituto, varios ciudadanos han denunciado que el río quedó al garete, sin doliente y sin una ruta clara de inversiones por lo que las imágenes del afluente a punto de salirse de su cauce eran de esperarse tras el abandono del río Medellín.
Según algunos expertos, para evitar las emergencias que viene viviendo la ciudad es necesario intensificar los mantenimientos de sumideros y desagües, e indudablemente ponerle la lupa a ríos y quebradas, haciendo limpieza de las rondas constantemente, evitando que lleguen hasta allí basuras.
En el caso concreto del río Medellín, los especialistas afirman que la canalización del afluente debe intervenirse ya que tiene 50 años y en algunas zonas presenta un notorio deterioro, además del retiro de material que se va asentando en el lecho y que ayuda al desbordamiento en caso de un incremento repentino y acelerado de las lluvias, sobre todo en la región del sur donde se encuentra su nacimiento.
Sin embargo, ya Daniel Quintero dejó claro que, según él, las emergencias son resultado del cambio climático y que no habrá incremento en el presupuesto de las entidades encargadas para adelantar acciones preventivas y mucho menos meterle la mano al río que requiere una fuerte inversión de recursos.
Es decir que los medellinenses seguirán anegados, sin soluciones en el corto plazo y mucho menos voluntad política.
