El suicidio infantil es un tema difícil de diagnosticar. A nivel internacional, apenas se han dado algunos estudios, a pesar de que la incidencia del suicidio infantil haya aumentado en los últimos años.
El término suicidio infantil designa el acto por el cual un niño provoca su propia muerte de manera voluntaria. En la mayoría de los casos, esto no significa simplemente un deseo de morir, sino que aparece como el último recurso para escapar de un gran sufrimiento o de una situación para la cual el niño no encuentra salida.
Un intento de suicidio es definido como un acto –no exitoso- a través del cual el niño expresa el deseo de lastimarse, poniéndose en peligro, con la intención de provocar su propia muerte.
Los intentos de suicidio no son siempre intentos fallidos. Muchos son considerados como un intento desesperado de llamar la atención hacia los problemas o sentimientos de maltrato que el niño experimenta.
En los niños es difícil el diagnosticar esta problemática, ya que tienen mayor dificultad para expresar sus conflictos o infelicidad. El suicidio en menores es confundido con accidentes y en otras ocasiones no suele ser investigado o registrado y, según algunos estudios, la mayoría de los niños que logran suicidarse generalmente son varones, mientras que la mayoría de intentos de suicidio son realizados por niñas.
Según un estudio realizado en los Estados Unidos, el suicidio es la cuarta causa de mortalidad entre niños de 10 a 14 años, y la tercera en niños mayores de 15. Incluso, ha llegado a reportarse el suicidio de un niño de 7 años. Según dos estudios suizos realizados en 2004 en niños de entre 11 y 15 años, y entre adolescentes entre los 16 y los 20 años, aproximadamente el 8% de las niñas y el 3% de los niños admitieron haber realizado un intento de suicidio al menos una vez en su vida.
Los balances de las investigaciones, concluyen que la tendencia del suicidio infantil crece.
Se habla de que el suicidio en los niños es multicausal, siendo los más destacados los factores psicológicos (depresión, ansiedad); comportamental (agresividad, drogas o alcohol); factores familiares como abandono, violencia, negligencia, perdida de parámetros culturales y la adicción a videojuegos o al Internet.
Es importante comprender las señales de alarma en los niños, antes de que lleven a cabo sus impulsos y prevenir un suicidio. Concretamente, es necesario que sus cuidadores presten atención a su comportamiento y actividades, logrando detectar los signos que sugieran pensamientos suicidas en los niños:
-Trastorno del sueño (dormir mucho o muy poco)
– Pérdida del apetito y/o peso
– Aislamiento
– Pérdida del interés en las actividades preferidas
– Absentismo escolar
– Agresividad física o psicológica
– Abuso de alcohol o drogas
– Falta de preocupación por la apariencia e higiene
– Correr riesgos innecesarios
– Interés por la muerte
– Envío de mensajes preocupantes por Internet
– Malas notas o problemas escolares inusuales
– Dificultad para concentrarse
– Pensamientos negativos respecto de las propias cualidades y logros
El suicidio de infantes en Colombia
Durante la pandemia, el suicidio de menores se agudizó, puesto que los infantes estuvieron más expuestos a casos de violencia, abusos y situaciones adversas en su núcleo familiar, lo que alteraba su salud mental. De hecho, se calcula que este fenómeno tuvo un incremento del 8% durante el primer año de pandemia, según expertos.
Sin embargo, en Colombia, no existe una razón principal que precipite el suicidio, pues es multicausal y es detonado, entre otros, por el uso descontrolado de Internet, factores circunstanciales, casos clínicos y bullying.
Por lo anterior, es urgente prestar una atención adecuada a la salud mental de los niños, pues su afectación puede llevar a padecimientos infantiles como ansiedad, depresión y posteriormente el suicidio. Así las cosas, se recomienda a los padres o cuidadores tener una observación rigurosa de los comportamientos infantiles, mantener conversaciones certeras, ganar la confianza y detectar a través de su lenguaje corporal, posibles anomalías como rigidez, (algo está pasando), mirada perdida, reducción de la empatía, pocas o excesivas muestras de afecto y escasa comunicación.
Por otro lado, el número de casos de suicidio infantil es mayor en las zonas urbanas que en las rurales, pues en las ciudades y centros urbanos, los niños permanecen más tiempo solos y, con la facilidad de acceso a Internet que conlleva el uso indiscriminado de redes sociales, unida a la ausencia de autoridad, la falta de pautas claras de crianza y la poca tolerancia a la frustración; pueden llevar a un menor a tomar la determinación del suicidio.
