Por Yesenia Bedoya Gallego
Tal y como se esperaba, los nombramientos y anuncios del recién elegido presidente han generado un sinnúmero de reacciones en la ciudadanía que pasan desde la legítima preocupación y angustia, hasta la burla.
Lo que también es cierto es que hasta el momento casi todo ha sido, como muchos ciudadanos lo esperaban, consecuente con el talante, el discurso y las personas de las que siempre se ha rodeado el líder de la Colombia Humana.
Gran sorpresa, desgraciada noticia, fue el nombramiento del nuevo presidente del partido conservador Carlos Andrés Trujillo y todo el lastre comunista que trajo en su mochila… ¿o lo traería en bolsas?
De la nueva ministra de salud se conoce que es anti EPS, y al parecer piensa irse lanza en ristre, temerariamente, contra estas entidades y según ella, acabarlas.
¿Será que la señora nueva ministra si sabe que la Ley 100, contentiva de la regulación de las EPS, es una norma estatutaria, que la facultad de derogar una norma de esta jerarquía es exclusiva del legislativo, que el tiempo para el trámite de esa naturaleza es limitado y lo más importante, que necesita mayorías absolutas en el Congreso, es decir en Cámara y Senado, para que se produzca esa derogatoria?
Pretender derogar una Ley estatutaria cabe en la clasificación de modificar la Constitución toda vez que una norma de este rango lo que regula son derechos fundamentales.
Puede que el próximo gobierno no vaya a tropezar con una oposición agresiva, imperiosa, y deshonesta como en su momento lo fueron ellos mismos; pero aún con la poca y lánguida oposición que promete el Centro Democrático puede ser suficiente para contener la barbaridad.
De la ministra de cultura no hay mucho que decir; la foto que circula ampliamente en redes sociales en donde ella aparece sosteniendo un cartel en donde afirma que la cuida la Primera Línea dice absolutamente todo de ella. Ella sola es un muy mal chiste y se va a caer por su propio peso.
Ante el polémico anuncio de pretender acabar con la Procuraduría General de la Nación, tendría que preguntársele al recién elegido presidente Petro ¿por qué pretende acabar de un plumazo con la jurisdicción disciplinaria y congestionar más aun a los jueces y fiscales? ¿O es que piensa trasladar todo el personal de Procuraduría a Fiscalía? Porque también prometió en campaña dar empleo público a los desempleados… Pero vemos que va a dejar a los empleados públicos sin empleo: no se entiende la petroecuación.
Coloquialmente va a dejar que todos hagan lo que se les dé la regalada gana sin control y temor de nada ni de nadie.
No le alcanzó el Pacto de la Picota y pretender liberar a sus secuaces, los más grandes y descarados ladrones del país, ahora pretende también limpiarles la conciencia, eliminarles los antecedentes y con ello las inhabilidades e incompatibilidades a todos estos corruptos para que puedan volver a robar a sus anchas y sin dejar rastro.
Con la elección de Petro, los colombianos van a padecer el viejo adagio que reza «vaca ladrona no olvida portillo».
