lunes, abril 22, 2024
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El lago Aral “un error de la naturaleza”

Por: Carlos Andrés Echavarría Blandón.

A pocos días de haberse celebrado la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en la ciudad de Glasgow, es bueno recordar el desastre ecológico más grande de la historia reciente ocasionado por los líderes de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, debido a que, en su inmensa sabiduría, el mar Aral fue considerado “un error de la naturaleza” y por consiguiente tenían que secarlo.

En uno de los capítulos del libro, “La Historia Criminal del Comunismo” del historiador español, Francisco Díaz Villanueva, se presenta cómo los dirigentes comunistas en su afán de ser la potencia predominante del orbe, consideraron que la naturaleza no podía ser ningún obstáculo, es por ello que no escatimaron esfuerzos para acabar el otrora cuarto lago más grande del mundo y así obtener grandes extensiones de terreno que permitiera el cultivo de algodón.

Durante la disputa de los territorios del Asia central entre los imperios ruso y británico en el siglo XIX, hubo una gigantesca e inhóspita zona en donde existía un gran lago que por su extensión fue considerado un mar, y que propiciaba una ruta de comercio entre el este y el oeste, de esa manera, el imperio que lo controlara podría implementar condiciones del comercio intercontinental, “los rusos temerosos de que los ingleses aparecieran de improviso por el horizonte ordenaron arman una pequeña flota en el inmenso lago salado que acababan de añadir al inventario de posesiones del zar”. La disputa terminó para el año 1907 cuando ambas potencias, gobernadas por primos, Eduardo VII y Nicolas II, descendientes de la reina Victoria, deciden que el peligro mayor era la Alemania Imperialista, gobernada por otro primo, el rey Guillermo II que comenzaba a buscar su posición de hegemón en el continente.  

Alrededor del lago los zares fundaron la ciudad de Aralsk, la cual fue el principal puerto de la zona y también servía como el “centro de operaciones de la flotilla rusa en el mar Aral, la flota de guerra más alejada del mar en todo el mundo”. La economía de la ciudad se basaba en la gran inmensidad del lago y en su cúspide de producción llegó a suministrar una sexta parte de toda la actividad pesquera de Rusia.

Aparte de la testimonial presencia militar, los zares no se metieron con el mar de Aral”, dejando que los uzbekos vivieran sus vidas libres siendo parte de un imperio. Para 1917, termina el período de los zares del imperio ruso para comenzar una nueva “dinastía” en donde la libertad fue restringida en su totalidad y desde ese momento tanto los habitantes de la ciudad de Aralsk y de todas las demás alrededor del lago, fueron sometidas al cumplimiento estricto de las doctrinas comunistas y hasta el lago salió perjudicado, “los hombres del Politburó consideraron que ese mar allí, en mitad de la nada, consumiendo el agua preciosa de los ríos Sir Daria y Amu Daría, era un error de la naturaleza

En 1917, luego de la Gran Guerra aparece una nueva potencia mundial, Estados Unidos de América, de la cual, parte de su economía se basaba en la producción de algodón. Lenin, consideraba que en la zona del mar Aral se tenía las mismas condiciones para crear grandes extensiones dedicadas a la siembra de algodón, pero para ello era necesario utilizar el agua de los dos grandes afluentes del lago, -ríos Sir Daria y Amu Daria-, dedicando en 1918, 30 millones de rublos para la canalización de sus aguas y llevarlas hacia los nuevos sembradíos. Decía Lenin, “la irrigación hará más que cualquier otra cosa para revitalizar y regenerar la región, enterrando el pasado y haciendo la transición al socialismo más seguro

Los peces comenzaron a morir y la pesca dejó de ser viable, convirtiendo en solo una década a Uzbekistán, un territorio que vivía exclusivamente del monocultivo del algodón, pero no consiguió ser una potencia industrial en donde el “oro blanco” era la base de la prosperidad, debido a la propia  ineficiencia y baja productividad reinante en la administración comunista, eso sin contar la engorrosa legislación y burocracia de los bolcheviques que daban al traste con cualquier oportunidad de desarrollo. “Se construyeron más de 30.000 km de acequias y canales, 45 presas y 80 embalses. Pero la infraestructura estaba tan mal hecha que, en algunos de los casos, dejaba escapar hasta ¾ partes del agua que transportaba

Para 1960, la totalidad del agua de los ríos Sir Daria y Amu Daria, era conducida hacia los cultivos, comenzado lentamente a retroceder el lago, “al principio lentamente, unos 20 centímetros al año, luego, a partir de 1975, a toda velocidad” Para la década de 1980, el descenso era de más de 100 centímetros al año, tal como planearon los padres fundadores de la URSS, el lago estaba destinado a desaparecer y con ello “condenando a todas las localidades costeras a la ruina”  

Sin el aporte del agua dulce la salinidad del lago comenzó a crecer de manera exponencial y al alejarse de las costas dejó una estela de terror que condenó a los uzbecos y kazacos a enfermedades respiratorias y digestivas, tuberculosis y un largo etcétera. Los líderes soviéticos ante el desastre evidenciado comenzaron a planear el retorno del agua al lago, otra vez quisieron jugar a ser dioses y la naturaleza que no está sujeta al capricho de los gobernantes, les demostró que el gran lago Aral no era un recipiente que se llena y vacía a voluntad sin ninguna consecuencia.

Para 1986, cuando el plan de devolverle las aguas al mar Aral iba a comenzar, la URSS estaba sumida en la más profunda crisis dentro de su breve historia, un país sin dinero y sin esperanzas, no podía comenzar una tarea titánica y el plan fue aplazado y al final abandonado debido a la desaparición de la URSS en 1991.

En 2004 era ya sólo una cuarta parte de lo que había sido 30 años antes, en 2007 era ya sólo un 10%. Hoy, el mar Aral está virtualmente muerto” Miles de kilómetros cuadrados hoy son un desierto salado en donde la vida ya no existe.

No importan los compromisos que se adquieran por parte de los dirigentes de los estados que “están comprometidos” con el medio ambiente, si existen unos reyezuelos, dictadores todopoderosos que con sus malas decisiones son capaces de destruir de manera planificada un mar o como en el caso hoy de China, quienes inyectan al ambiente unos de 12.000 millones de metros cúbicos de CO2, más que Estados Unidos, Europa, Latino América y África combinado. Eso sí, el mundo calla ante éstos verdaderos actos de exterminio en contra de la humanidad, debe ser que tienen un plan B para abandonar el planeta Tierra para cuando ésta ya no tenga la capacidad para albergar la vida como la conocemos.

El libro, “La Historia Criminal del Comunismo”, el cual está disponible en Amazon y en otras plataformas y librerías, es de obligatoria lectura para las personas que desean conocer los actos más escalofriantes que se realizaron alrededor del mundo, en los países en donde calaron las ideas de Karl Marx y que los hoy militantes quieren esconder.

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