Por Yesenia Bedoya Gallego
Por estos días he estado viendo una serie animada en una plataforma, se llama PRIMAL, la serie trata de un hombre de la prehistoria que pierde a su esposa e hijos, devorados por un dinosaurio. El hombre emprende la persecución y cacería del animal y en ese tránsito, la bestia ataca y se come las crías de otro dinosaurio que encuentra en el camino; en su intento infructuoso de ayudar a defender las crías, humano y dinosaurio dan muerte al asesino y consolidan una rara amistad que los vuelve compañeros de viaje; algo así como la mascota inseparable, el problema es que no se si la mascota es el dinosaurio del humano o el humano del dinosaurio. La caricatura es entretenida, viaja por varias épocas en donde hombre y dinosaurio simplemente sobreviven y aprenden.
Uno de los capítulos se sale un poco de contexto y sitúa la escena en una aristócrata casa inglesa del siglo XIX; es una reunión de intelectuales y hombres respetables de sociedad en donde uno de los personajes se llama Darwin. La escena empieza con una tertulia con discusiones y formas de la época. En el diálogo inicial, Darwin les cuenta a los otros personajes sobre su teoría de que el hombre es un animal y que su instinto de supervivencia es básico y no puede desprenderse de la naturaleza del humano, es imprescindible; asegura que, ante una situación de riesgo inminente, la educación no existe y lo que aflora son los instintos. Sucede la burla intelectual y en ese momento llega un policía a la escena a anunciar a los aristócratas que un delincuente peligroso ha escapado del sanatorio, que guarden calma y no salgan de casa; con tan mala suerte que el loco homicida entra a la casa y en el acto asesina a los primeros, golpeándolos y mordiéndolos, dejando el velo de un brutal y primitivo canibalismo. Ante tal violencia, los caballeros se hacen a las armas que como colección tenían guardadas en las estanterías de la sala y torpemente intentan frenar el ataque, van muriendo uno a uno los intelectuales y educados caballeros.
Al final, solo quedan dos con vida: Darwin y un hombre que fue boxeador. En su lucha desesperada por conservar sus vidas, habiendo agotado municiones, pistolas, espadas y escudos de exhibición, huesos de animales disecados, arcos y flechas, lo único que queda son palos y la pelea se pone en el plano brutal primario del cuerpo a cuerpo, y están en el punto decisivo donde el compañero de Darwin, visiblemente agotado pero excitado por la sangre y el combate, en un último aliento arremete con toda su existencia y en un derroche de adrenalina reduce al criminal a físicos golpes, logra neutralizarlo y con su último aliento clava un palo en su humanidad acabando por fin con la amenaza.
Y es aquí cuando Darwin exclama: ¡Yo tenía la razón!
Cuando Darwin analizó la humanidad y la naturaleza animal de la humanidad, el mundo había conocido civilizaciones como la babilónica, persa, egipcia, romana, hunos, vikingos, fenicios, griegos, sumerios, chinos, mesopotámicos, mayas, incas, aztecas y había desenterrado esqueletos de dinosaurios y otras bestias prehistóricas; Darwin no lo sabía entonces, pero lo único que descubrió fue la razón de ser de la vida misma: la supervivencia.
Van apenas 530 años desde que América fue descubierta y 212 desde que los colombianos celebramos el grito de independencia. Por Colombia, como República, han pasado 60 presidentes desde Simón Bolívar, que se auto proclamó dictador no presidente, hasta Iván Duque; contando con que en los tiempos trascurridos desde Simón Bolívar hasta Pedro Alcántara no existía una definición clara de ideología, ni existían los partidos políticos como institución. Los primeros presidentes fueron militares, generalmente burgueses educados y letrados; hasta que Tomás Cipriano de Mosquera es reseñado por la historia como un Liberal moderado y se empiezan a diferenciar las tendencias y diferencias entre izquierda – derecha / liberal – conservador / demócrata – republicano; y en ese ir y devenir de la historia nos han gobernado 28 liberales, 21 conservadores, un dictador y una junta militar de gobierno en lo que para mí fuera un breve lapsus mental de la democracia; y así de movida ha sido nuestra historia.
Enlazando el relato de la caricatura y la teoría de Darwin del instinto básico y fundamental de la supervivencia con el relato somero de los presidentes colombianos les voy a contar que Colombia, en uso y abuso de su instinto de supervivencia, ha podido palear, reducir y eliminar amenazas y riesgos desde su corta historia y con sus básicos instintos.
Voy a tratar de hacer un breve recuento de esa supervivencia, basada en datos y vivencias que no pueden ser de más nadie que mías, y por eso empiezo a relatar desde el año 1982; año en que la suscrita llegó al mundo a hacer lo que hacemos todos, sobrevivir.
Siendo presidente en 1982 Belisario Betancur: nací en un hogar pobre, carente de recursos para pagar el hospital y que mi mamá me diera a luz, fue mi abuela la que ayudó a mi nacimiento en una de las habitaciones de la casa, no existía salud ni seguridad social.
A Belisario le tocó capotear el terremoto de Popayán que dejó más de 380 muertos, la toma del palacio, la avalancha de armero con más de 25 000 muertos, la vergüenza de renunciar a la celebración de un mundial de fútbol (¡qué vergüenza tan horrible! Sobre todo, en los 80). Pero también fue el presidente que promovió la vivienda social, propició las situaciones para que se dieran las elecciones de alcaldes populares, evitó la quiebra del Estado con su actuación en el consenso de Cartagena (esa se las dejo para que la investiguen), introdujo el IVA, impulsó Ecopetrol y Cerrejón, primeros avances desde que nací.
Virgilio Barco: Fortalece las Fuerzas Armadas y desmoviliza M-19. Conmemora el centenario de la Constitución de 1886 con el levantamiento de la prohibición de que el plebiscito modificara la Constitución, impulsa la séptima papeleta. Mas avances, voy creciendo en un ambiente más democrático. Inicia a apertura económica con Asia (tengo caricaturas japonesas) Lo curioso de Barco, su lema: «pulso firme mano tendida».
César Gaviria Trujillo: Libra la lucha contra Escobar, cosa que me toca directamente pues la infancia la viví entre las balas, bombas y ataques de sicarios en Medellín. Nos toca la época del apagón, fue hasta «bueno» no había más que ponerse a hacer tareas de la escuela, cero distracción, aceleró apertura económica, aprobó protocolos de Ginebra y de las mejores cosas: crea y sanciona la ley 100 de 1993. Avance sustancial, ya tengo atención médica básica y fundamental, para esta época ya mis primos nacen en el Hospital General de Medellín y la Clínica del Prado, avanzamos….
Ernesto Samper: Narco casetes, proceso 8 000, creó ministerio cultura, creó SISBEN. ¡Esta parte es en la que el asesino de la caricatura parece que va a acabar con todo! Pese a lo desastroso que aún es Samper, en esta época, a falta de afiliación por desempleo, teníamos el SISBEN para atención básica.
Andrés Pastrana Arango: El gobierno de las frustraciones, plan Colombia y lucha antinarcóticos, despeje del Caguán, todo gira en torno a la guerra. Es la parte en que nuestro personaje de caricatura se defiende y cree que no lo va a lograr. Acá meramente sobrevivimos.
Álvaro Uribe Vélez: Política de seguridad democrática, recuperación de territorios, aumento pie de fuerza, desmovilización AUC, primer periodo PIB creció 5.75 % desempleo pasó de 15.7 % a 11.8 % (mi abuelo y mi mamá, sustentos de la casa, se vieron directamente beneficiados con este cambio…. ¡Y pude conocer el mar!) se crean las caravanas «Vive Colombia Viaja por Ella». ¿Será que desde que nací a esta época el país seguía siendo el mismo? No, no es, mejoró… No en todo, pero lo hizo.
Juan Manuel Santos: Acuerdo de paz, creó «de cero a siempre», decretó educación pública gratuita en todos los planteles oficiales, el desempleo bajó al 9.6 % y según el DPS 5.4 millones superaron pobreza multidimensional, 4.3 millones abandonaron pobreza monetaria, 2.3 millones salieron de pobreza extrema y debo reconocer que a pesar del desastre de la paz, en los años de este gobierno, la suscrita tuvo acceso a educación superior, pudo trabajar y hoy en día tiene un nivel de vida digno, igual pasa con gran parte de mi familia a la que se le ha dado acceso a compra de vivienda, decir que Colombia está peor que hace 30 años en este punto de la historia es una total irresponsabilidad y una forma suprema de exhibición de ignorancia.
Iván Duque Márquez: Le tocó la pandemia y es indiscutible el manejo que le dio, cumplió con la vacunación y la reactivación económica, crecimiento de la economía en 10 %, mayor reducción de déficit fiscal en 30 años, estabilización de deuda, devolución del IVA, ingreso solidario como renta básica, de 127 000 a 700 000 jóvenes en acción atendidos, mayor presupuesto de la historia para educación, 8.50 % PIB en el primer semestre de 2022 antes de dejar la presidencia.
¿Y van a seguir insistiendo que Colombia está peor?
Colombia es ese personaje de caricatura que, impulsado por su intrínseco instinto de supervivencia, al final sobrevive.
Nos tocará luchar con todo lo que se nos atraviese, con todas las armas y herramientas como nuestro personaje, pero estoy segura de que sobreviviremos a Petro.
La consigna de hoy es: no permitamos que nos impongan el discurso de que todo estaba.
