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miércoles, abril 24, 2024
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El deseo de venganza: el monstruo que despiertan la ineptitud judicial y la parálisis de la Policía

Ningún ciudadano honrado sale a la calle con el propósito de asesinar. Sin embargo, ese presupuesto resulta insuficiente, cuando las autoridades deciden abandonar a la gente a su suerte, ya sea por acción u omisión.

Según las fuentes consultadas por IFMNOTICIAS.COM, hay dos escenarios que se evidencian con el paso de los días, y que estarían llevando a la parálisis de la Policía. El primero es que el gobierno Petro habría dado la orden de no intervención a las autoridades, lo que habría ocasionado, prácticamente, la desaparición de las unidades de vigilancia en las diferentes ciudades del país.

En este escenario, es recurrente la queja de los ciudadanos: «uno llama al cuadrante y no aparecen». La situación es alarmante si se tiene en cuenta que los criminales están cometiendo sus fechorías a pocos metros de unidades policiales, como ocurrió en Bogotá, el fin de semana pasado, cuando los delincuentes asaltaron un restaurante ubicado a pocos metros de un CAI.

El otro escenario no es más favorable: según las fuentes de IFMNOTICIAS.COM, se estaría dando una parálisis en la fuerza pública, pues los comandantes están a la expectativa de las órdenes del gobierno central para actuar. Esa espera habría permitido las invasiones, el bloqueo de vías, los asaltos y las masacres que, por desgracia, se convirtieron en pan de cada día en Colombia.

Así las cosas, las unidades policiales y militares están prácticamente acuarteladas, pues existe la convicción de que el gobierno Petro no respaldará ninguna medida coercitiva contra los abusos de unos cuantos, pese al deterioro de la seguridad que eso significa.

Lo anterior ha agudizado la sensación de abandono en la ciudadanía. Si bien, la desconfianza de los colombianos con respecto al aparato judicial es calamitosa, la ausencia del ejercicio de autoridad en las calles está generando, con mucha fuerza, la reacción de la gente para ejercer la tenebrosa práctica de la «justicia» por mano propia.

Durante las últimas semanas, este tipo de «justicia» ciudadana, sin medida, sin ecuanimidad y con descargas emocionales pavorosas, ha aparecido con intensidad en varios lugares del territorio nacional, como ocurrió en Landázuri, Santander o en Itagüí, Antioquia.

Según los expertos consultados por IFMNOTICIAS.COM, los ciudadanos que participan en los linchamientos, pierden la individualidad y se apegan a lo que diga, sienta o haga la multitud, sin reflexionar las consecuencias del hecho. Así las cosas, los participantes tratan de congraciarse con el grupo que los rodea, sin importar si sus acciones les costarán la libertad e incluso la vida.

El ejercicio de la autoridad y de la aplicación de la ley son las únicas garantías reales para que una sociedad no se desborde por la necesidad de revancha, situación que posibilita, incluso, que sean asesinados inocentes en esas tropelías justicieras en las que no son capaces de identificar plenamente a un agresor, pues la individualidad de los sentidos se pierde en las turbas sedientas de venganza.

En Guatemala, por ejemplo, las masas justicieras son un fenómeno frecuente. De hecho, hace algunos años, una joven de 16 años fue señalada por una multitud de haber participado en un crimen. La mujer fue alcanzada por los enfurecidos ciudadanos, quienes la rociaron con gasolina y le prendieron fuego. Mientras la joven agonizaba, la policía capturó a los verdaderos implicados en el hecho.

La participación en un linchamiento, aplaudido por algunos al llamarlo «paloterapia» o el acto de ejercer la justicia por mano propia, frecuentemente desemboca en graves problemas para los participantes. Un experto consultado por IFMNOTICIAS.COM indicó que el caso del taxista de Itagüí es ilustrativo, pues al rematar al delincuente, que ya estaba indefenso en el suelo, se configuraría el delito de homicidio y dejaría de ser un acto de defensa propia. De hecho, según el experto, un disparo o un golpe adicional, pueden hacer la diferencia entre defensa propia y homicidio.

Lo que se está configurando en Colombia, debido a la ineptitud ideológica del gobierno Petro, es la aparición de unas formas de violencia demenciales, en las que cada uno se defiende como puede, de las acciones criminales y delictivas que se dan en el país. A lo anterior se suma la sevicia con la que actúan algunos delincuentes venezolanos, lo que despierta la necesidad de retribución (que debería ser otorgada por las autoridades y por la justicia) que, al no ser satisfecha, incuba el deseo de venganza en la ciudadanía. ¿Eso es «vivir sabroso»?

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