El estado de Queensland de Australia extendió el lunes un bloqueo de COVID-19 en Brisbane, mientras que los soldados comenzaron a patrullar Sydney para hacer cumplir las reglas de quedarse en casa mientras Australia lucha por detener la variante Delta altamente contagiosa de la propagación del coronavirus.
Queensland dijo que había detectado 13 nuevos casos de COVID-19 adquiridos localmente en las últimas 24 horas, el mayor aumento en un día que ha registrado el estado en un año. El cierre de Brisbane, la tercera ciudad más grande de Australia, debía finalizar el martes, pero ahora permanecerá hasta el domingo por la noche.
“Está empezando a quedar claro que el bloqueo inicial será insuficiente para el brote”, dijo el viceprimer ministro del estado de Queensland, Steven Miles, a los periodistas en Brisbane.
El creciente número de casos nuevos en dos de las ciudades más grandes del país se produce a medida que crece la inquietud sobre cómo el gobierno del primer ministro Scott Morrison está manejando la pandemia.
Aunque la campaña de vacunación de Australia se ha quedado rezagada en muchas otras economías desarrolladas, hasta ahora le ha ido mucho mejor manteniendo sus números de coronavirus relativamente bajos, con poco menos de 34,400 casos. El número de muertos aumentó a 925 tras la muerte de un hombre de unos 90 años en Sydney.
Australia está atravesando un ciclo de bloqueos intermitentes en varias ciudades después de la aparición de la cepa delta de rápido movimiento, y es probable que tales restricciones persistan hasta que el país alcance un nivel mucho más alto de cobertura de vacunación.
El primer ministro Morrison ha prometido que los cierres serán “menos probables” una vez que el país vacune al 70% de su población mayor de 16 años, un porcentaje que ahora es del 19%. Morrison espera alcanzar la marca del 70% a finales de año.
Mientras tanto, el cierre de Brisbane y varias áreas circundantes se produce cuando Sydney, la ciudad más grande del país, comienza su sexta semana con pedidos para quedarse en casa.
El estado de Nueva Gales del Sur, hogar de Sydney, dijo el lunes que detectó 207 infecciones por COVID-19 en las últimas 24 horas, ya que los nuevos casos diarios continúan cerca de un máximo de 16 meses registrado a fines de la semana pasada.
El estado ha registrado más de 3,500 infecciones desde que comenzó el brote en junio, cuando un conductor de limusina contrajo el virus mientras transportaba a la tripulación de una aerolínea en el extranjero, y solicitó personal militar para ayudar en los esfuerzos para hacer cumplir las restricciones.
Unos 300 efectivos del ejército, que estarán desarmados y bajo el mando de la policía, comenzaron el lunes visitas puerta a puerta para asegurarse de que las personas que dieron positivo en la prueba se aíslen en sus hogares.
El personal del ejército también acompañó a los oficiales de policía por las calles de las áreas de Sydney donde se han registrado la mayoría de los casos de COVID-19. Las imágenes publicadas en línea mostraron a la policía preguntando a las pocas personas encontradas en la calle por qué estaban fuera de sus hogares en las calles en gran parte desiertas del suroeste de Sydney.
