Por Jaime Restrepo Vásquez
Antiguamente, los gobernantes organizaban grandes eventos para inaugurar la primera piedra de una obra. Pasaban los años y solo quedaban las fotos de la piedra porque la obra nunca se ejecutaba. Por fortuna, los medios de comunicación dejaron de cubrir esas «hazañas» y decidieron asistir, únicamente, a la inauguración de obras que beneficiaran a la ciudadanía.
Sin embargo, la paupérrima administración de Medellín ha llegado al punto de atribuirse conquistas ajenas, como la matrícula gratis o el salario para los ediles de las comunas. También, en una exhibición obscena de cinismo, ha llegado al extremo de aplaudir la inauguración de una cama de UCI inexistente o de presentar como un gran logro aquello que heredó de administraciones pasadas: tal es el caso de las zonas de wifi gratuito en algunos puntos del metro. Es bueno recordar que ese servicio inició en 2017, con un plan piloto que impulsó el gobierno de entonces. Ahora nos quieren vender, con bombos y platillos, que siguieron adelante con el proyecto, desconociendo que fue una iniciativa de otros mandatarios. Son tan ruines que les resulta imposible admitir el mérito ajeno en lo que están presentando ante la ciudadanía.
Un gobierno eficiente no solo debe reconocer los cimientos fundados por sus antecesores, sino que, además, debe presentar lo que construyó a partir de lo que otros hicieron. De hecho, una administración eficaz no necesita publicitar sus logros, pues la ciudadanía ve y percibe lo que hace un buen gobernante. Es más: el adagio «dime de qué presumes y te diré de qué careces» le viene como anillo al dedo a esta alcaldía inepta, ya que, al carecer de ejecutorias, los funcionarios tienen que alardear de los resultados ajenos o, peor aún, atribuirse la autoría de algo en lo que ellos solo posan para la foto.
Al paso que vamos, Quintero Calle convocará ruedas de prensa para inaugurar los planos de un proyecto. Es que esta alcaldía es tan incapaz que en una corta lista de «logros», incluyeron la creación de una línea de WhatsApp para la protección de los animales. Más allá de la mediocridad, lo que queda en evidencia es la patética desesperación de los funcionarios, quienes, al no tener nada qué mostrar, han tenido que recurrir al autoelogio como fórmula para distraer a los incautos, esos mismos que, equivocadamente, los llevaron al poder municipal.
El colmo de lo que pasa en nuestra ciudad lo protagonizó el secretario-candidato, quien mostró como algo muy destacable que por fin hayan cumplido con el mantenimiento de los árboles y plantas ubicadas en el separador de la avenida 33. El sujeto disimuló su propaganda política a modo de un presunto homenaje a los trabajadores, aunque evidentemente la intención era mostrar que sí trabaja —se pensaba que únicamente se dedicaba a Twitter— y que el fruto fue «el gran logro» de encargarse, dos años después, de los matorrales abandonados que invadían la vía: solo falta la rueda de prensa de Quintero Calle, con atril y todo, inaugurando la poda de los jardines de La Picacha, explicando que él descubrió la zona peatonal que bordea la canalización, cuando fueron la ineptitud y la desidia del alcalde las que permitieron que se enmontaran los caminos hasta perderse en la manigua.
Ciertamente, si esta administración fuera mínimamente eficiente, nunca hubiese publicado el reconocimiento a los trabajadores, pues en esa prepotencia que caracteriza a los funcionarios de primer nivel de la actualidad, no hubiesen tenido la necesidad de alardear del trabajo ajeno, sino de los logros propios, los cuales, al no existir, los ha llevado a desfilar en la vitrina de las redes sociales, mostrando lo que hacen los demás.
Insisto: ni el secretario-candidato ni ningún funcionario cercano a Quintero Calle sería capaz de destacar el esfuerzo de los jardineros, salvo que ese reconocimiento sirviera a sus sórdidos intereses, ya que, en realidad, esos homenajeados han padecido la incapacidad, las componendas y el clientelismo voraz de la alcaldía de Medellín, no solo dejándolos sin empleo —al romper el contrato con el Jardín Botánico para entregárselo a un político de Andes, Antioquia—, sino también obligándolos a cumplir con sus labores con equipos en mal estado, lo que hace que la jardinería del espacio público de la ciudad se convierta una verdadera proeza.
Lo cierto es que veremos al secretario-candidato buscando aplausos y halagos para tratar de posicionarse en la mente de los ciudadanos, como el repuesto que quieren poner en la Alcaldía, ante la inminente salida del mentecato que nos desgobierna.
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